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Dona cuerpo de su madre a la ciencia y luego descubre que acabó en pruebas militares con explosivos

Dona cuerpo de su madre a la ciencia y luego descubre que acabó en pruebas militares con explosivos

ARIZONA, EE.UU.- La madre de Jim Stauffer murió en un centro cuidados paliativos en Arizona hace más cinco años, después de sufrir de Alzheimer durante el último periodo de su vida.

A sus 73 años, la mujer no tenía indicios de portar el gen de la enfermedad, por lo que Jim estaba convencido de que una investigación post mortem podría arrojar nuevas luces sobre un mal que afecta a decenas de millones de personas en todo el mundo.

Según Jim, los médicos temían que la enfermedad pudiera haber mutado y esperaban estudiar el cerebro de su madre, Doris, para obtener más información. De ahí que decidió donar el cadáver a la ciencia.

Pero Jim ahora dice que se siente engañado. A pesar de que pidió de forma clara que el cuerpo se destinara a estas investigaciones, recientemente conoció que su madre terminó en un experimento con explosivos improvisados llevado a cabo por el ejército de Estados Unidos.

Según contó, el Centro de Recursos Biológicos (BRC, por sus siglas en inglés) se llevó el cadáver 45 minutos después de la muerte. “Había documentos firmados que indicaban qué pasaría y qué no pasaría con su cuerpo”, dijo.

Días después, recibió una caja de madera junto a la información de su madre y un número de identificación. Dentro de la caja estaba lo que -le dijeron- era una buena parte de las cenizas de su madre.

Pasaron los años antes de que Stauffer conociera que lo que le habían dicho era falso. Un periodista de Reuters fue quien le abrió los ojos al mostrarle un documento que recogía con detalle dónde se encontraba realmente el cuerpo y qué habían hecho con él.

“Al parecer, la amarraron en una silla o en algún tipo de aparato, y se realizó una detonación debajo de ella para tener una idea cómo se comporta el cuerpo humano cuando un vehículo es golpeado por un IED (Artefacto Explosivo Improvisado)”, dijo a las cámaras de la filial de ABC en Phoenix.

Según Reuters, la madre de Stauffer fue uno de los muchos cuerpos vendidos al ejército de los Estados Unidos para realizar pruebas con explosivos. “Cada vez que sueño con mi madre, y te digo que era una persona tranquila, en mis sueños está enojada”, comentó Jim.

Durante una década, el BRC con sede en Arizona persuadió a personas moribundas para que donaran sus cuerpos a la ciencia. Más de 5,000 lo hicieron.

Desde 2004, cuando un panel de salud federal pidió sin éxito al gobierno que regulara la industria, Reuters descubrió que más de 2.357 partes de cuerpo obtenidas de al menos 1.638 personas terminaron mal utilizadas, maltratadas o profanadas.

“En los documentos estaba mencionado esto”, dijo Jim. “Pruebas médicas que pueden involucrar explosiones, y dijimos que no. Marcamos la casilla ‘No’ en todo eso”.

Jim insiste en que no ve una forma de superar el trauma que vivió después de enterarse para qué usaron el cadáver de su madre. “Cada vez que tengo un recuerdo, cada vez que veo una fotografía, aparece esta una cosa fea que sucedió justo ahí mirándome de vuelta”.

Stauffer es ahora uno de los muchos nombres que se suman a una demanda colectiva contra el Centro de Recursos Biológicos y su propietario, Stephen Gore. Gore se declaró culpable de dirigir una empresa ilegal en 2015, pero fue sentenciado a libertad condicional.

“No le importaban las familias, no le importaban las personas y no le importaban los recuerdos”, agregó. “No me importa ser una pequeña parte de su destrucción financiera y personal”.

El Nacional

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