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EDITORIAL: De lo ideal a lo posible

EDITORIAL: De lo ideal a lo posible

Lo ideal sería extender el toque de queda por todas las horas del día y de la noche, como forma efectiva de contener la propagación del coronavirus, pero eso está lejos de lo posible porque un segmento amplio de la población vive aún de lo comido por lo servido y no podría encerrarse todo el tiempo.
La gente se recluye por dos razones: porque ha asimilado una alta dosis de conciencia y responsabilidad ciudadana y porque tiene que comer, por lo que, para afrontar exitosamente la pandemia, se requiere desbrozar ambas vías.
La población ha acogido con disciplina y resignación la exhortación a permanecer en sus hogares y de respetar la orden de no circular en las calles durante el periodo comprendido entre las 5:00 de la tarde a 6:00 de la mañana, pero muchos intentan conseguir el sustento de los suyos en algún momento del día.
El Gobierno tiene que apurar la distribución de los subsidios de completivo de salarios a empleados de empresas muy afectadas por la situación de parálisis económica, y a empleados informales que no pueden vender ni prestar servicios, que sería una forma efectiva de garantizar reclusión y aislamiento social.
La distribución de alimentos crudos y cocidos, incluidos desayuno y almuerzo escolar, si no llenan el buche, ayudan al granero, porque decenas de miles de familias podrían garantizar alimentos así sea por una semana, porque el hambre no se sacia con un decreto que disponga toque de queda de 24 horas, aunque eso sea lo deseable.
Se resaltaron como buen ejemplo las medidas aplicadas por el presidente de El Salvador para garantizar contención del coronavirus, entre las que figuran, toque de queda permanente, no pago de servicios básicos y 300 dólares para las familias vulnerables. Miles de salvadoreños volvieron a las calles en reclamo al pago del bono.
Los sectores políticos, empresariales, eclesiásticos, académicos y gremiales que reclaman al presidente Danilo Medina extender el de toque de queda a 24 horas, deberían explicar la forma de encerrar a miles y miles de familias sin ofrecerles garantía de mínima subsistencia.
Ojalá se logre recluir a la gente en sus hogares por el tiempo que sea necesario para evitar contagio y propagación del coronavirus, pero es menester advertir que el hambre es mala consejera y que antes que esa medida extrema sería prudente que todos ayuden a que todas las familias vulnerables puedan tener acceso a la comida.

El Nacional

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