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EEUU abandonó mediación conflicto palestino

EEUU abandonó mediación conflicto palestino

Estados Unidos, en la era peligrosa y desconcertante del unilateralismo de la administración del presidente Donald Trump, desertó del rol mediador que asumió a partir de los acuerdos de Oslo, 1993-1995, concerniente al conflicto palestino-israelí, al disponer el traslado de su misión diplomática de Tel Aviv a Jerusalén, cuando debió añadir que Jerusalén Este sería la capital del futuro Estado Palestino, y así, hubiese equilibrado la balanza de la imparcialidad y la justicia, honrando a Temis.

Reincidió en esa deserción el diez de este mes, al disponer la clausura de la misión de la Oficina de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en Washington, y además, amenazando, uno de los bruscos improntus que delinean la administración del presidente Trump, con sancionar al ente político de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) con sede en La Mukata de Ramala, ante la Corte Penal Internacional (CPI), si investiga a ciudadanos norteamericanos e israelíes.

CPI, que aguarda, sin prisas ni pausas, el momento propicio, monitorear, conocer y pronunciarse en relación a los excesos del Estado de Israel en varios casos, Chatila, martilleo y cerco a la Franja de Gaza, la cárcel abierta más grande y prolongada que conoce la historia, de 350 kilómetros cuadrados, la mitad del Gran Santo Domingo, donde dos millones de palestinos sobreviven sin medicinas, alimentos, electrificación estable, dependiente de Israel, condenados a perecer por inanición, uno de los diseños israelíes para rendir la resistencia palestina y estructurar un solo Estado en Palestina, el Gran Israel, o el Creciente Fértil.

Las amenazas, el chantaje, las sanciones económicas y el unilateralismo, estructuran los argumentos nodales de la política internacional del presidente Trump, relevos de hogaño de las políticas intimidatorias del Destino Manifiesto del presidente Jaime Monroe, el Big Stick del presidente Theodore Roosevelt y la Diplomacia de las Cañoneras del presidente Woodrow Wilson.

“Cuando pretendas conseguir algo de alguien, camina despacio junto a él, háblale bajito, échale el brazo izquierdo por el hombro, y en la mano derecha sujeta un gran garrote”, postuló el primero de los dos Roosevelt.

En un mundo que aspira cada vez a insertarse en el pluralismo ideológico y económico, con el diseño de la OMC, la política impositiva y personalista del presidente Trump, a la postre, culminará distanciando a Estados Unidos de socios tradicionales, Unión Europea, Rusia, China, desde 1971 con la Diplomacia del ping-pong del presidente Richard Nixon concebida por Henry Kissinger, Venezuela pre Chávez, Cuba pre Fidel, manteniendo firme los conflictos en Iraq, Siria, Afganistán e Irán, que formalizarán alianzas con esos países, y por ausencia de correcta estrategia, Estados Unidos irremisiblemente perderá, y serán aliados de Rusia y China.

Es en ese contexto áspero, donde el presidente Trump se decanta por inclinar todo el peso poderoso del imperio, en el caso del diferendo israelì-palestino hacia el Estado de Israel, en vez de propiciar la solución de dos Estados, conforme fue la política de pantalla y de ganar tiempo hacia el desgaste de la resistencia palestina, que es la luciferina estrategia, sin resultados positivos para equilibrar los intereses palestinos y hebreos que signaron esa conducta desde la partición de Palestina en dos Estados conforme a la resolución 181 del 29 de noviembre de 1947 de las Naciones Unidas, y propiciar y estabilizar la paz, cooperación y armonía en Palestina, que sin la proclamación del Estado Palestino, ni solución definitiva justa para a ambos, jamás habrá paz en el Cercano Oriente.

Conocemos la contundente y decisiva influencia del poder económico judío de Wall Street, los villanos que produjeron el crak de 2008, aún impunes, Lyman Brothers, Bearns Sterns, Goldman Sachs, Merryl Linch, J. P. Morgan- Chase, Kuhn-Loeb, Fredie Mac y Fannie Mac, que trasladaron en 1999 sus grandes especulaciones bursátiles de inversiones a Pekín y Shanghai para apuntalar la economía del dormido gigante chino, aprovechando la coyuntura tremolada por Deg Xiao-ping de “Una China, dos sistemas”, produciendo manufactura sin calificación, barata, con trabajo sin reclamación sindical, que tiene hoy su apogeo, al que llegará, tarde o temprano su perigeo, a quien todos los gobernantes del imperio se inclinan, además del pavor a una conjura magnicida orquestada por el Moshav, recordando a Yitzak Rabin, mártir de la solución de dos Estados en Palestina.

Una situación estresante de guerra indefinida en el Cercano Oriente, es la resultante de todos esos aplastantes poderes, conseguir desistir o rendir el justo reclamo palestino a fundar su patria, construir un temario de convivencia armónica, civilizada, entre hermanos de padres que son palestinos y hebreos, por un zafarrancho de combate inconcluso, es lógico que resulta imposible frisarlo en el tiempo, a expensas del sufrimiento de dos millones de palestinos residentes en la Franja de Gaza, cuatro millones en Cisjordania, y cuatro millones de la diáspora.

Eso es una bomba de relojería imposible de detener, porque en su momento, estallará, condenando en el Tribunal de la Historia a sus criminales actores, cuando llegue el momento histórico, de fundar el Estado Palestino, como llegó luego de los 2,500 años de la diáspora judía para fundar el Estado de Israel.

Como se concretizó la profecía de Teodoro Herltz, Padre del Estado de Israel en 1897, en Basilea, Suiza, que nacería, la patria hebrea, que nació justo medio siglo después en el escenario de la ONU sesionando en 1947 en Lake Sucess, Nueva York.

El Nacional

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