El de hoy debe ser un buen día para profesar aliento, admiración, gratitud y respeto hacia el buen padre que, desafiando vientos de tormenta que asolan al mundo, brega por conducir a sus hijos y familia hacia un anhelado puerto de bienestar, seguridad y fortaleza.
Extendidos surcos en el rostro, grisáceas cabelleras ni extemporánea calvicie han sido nunca señales de debilidad o de agotamiento en ese hombre que asume su rol de padre como soldado para proteger, maestro para educar y obrero para proveer.
En una sociedad como la dominicana con tan elevado porcentaje de mujeres que fungen como jefa de hogar ante la ausencia voluntaria o forzada del esposo, se definen como bienaventuradas las familias que cuentan con un buen padre.
La conjunción de una pandemia y de una guerra ha causado una grave crisis sanitaria, económica y geopolítica mundial, matizada por desbordante inflación y grave dificultad en la producción y transporte de mercancías, lo que en término particular hace más difícil la función de la paternidad
No son pocos los hombres que abandonan su rol de capitán del barco familiar en penoso gesto de irresponsabilidad que se expresa con mayor crueldad cuando también renuncian a la obligación de proveer de pan y techo a sus hijos.
Los causantes de feminicidios y de cualquier otra forma de violencia de género o intrafamiliar quedan también excluidos de la lista del buen padre, quien por esa digna condición es también un buen hijo y buen compañero.
Al celebrarse hoy el Día de los Padres, los votos son para que gobierno y sociedad, hombres y mujeres de buena voluntad, trabajen y luchen sin cesar por el advenimiento de una sociedad sostenida en la justicia y equidad, en la cual la familia disfrute de los derechos a la educación, empleo, salud, vivienda, seguridad ciudadana, transporte y ocio.
El Nacional aprovecha tan trascendente ocasión para felicitar muy calurosamente a todos los buenos padres y abuelos dominicanos, con el ferviente deseo de unidad y prosperidad familiar, además de extender tributo de recordación para los progenitores fallecidos.
