Si yo tuviera talento, cuánto no hubiera tenido. A. Pérez

Precisamente por no ser, digo que si fuera el asesor de comunicación política de la campaña del PLD le sugeriría a los señores llevar los casos de denuncias de supuestos actos de corrupción hasta los tribunales, y que sea la justicia quien determine si hay difamación o acierto periodístico. Y ahí mismo pasar la página. A trabajar.

En una campaña, la verdad es lo de menos, la percepción es casi todo. Y las redes sociales son terribles. Una acusación bien montada comunicacionalmente puede ser percibida como una verdad, más aún cuando la partidocracia nuestra tiene su club de impresentables.

Pero también por eso, por no ser, digo que si fuera el asesor de la campaña del PRD, pediría a todas mis firmas, a mis medios amigos, a los intelectuales simpatizantes y en especial a independientes analistas o militantes twitteros, mantener en la palestra, en la agenda mediática, el tema de la corrupción en el actual gobierno, cierta o falsa, es lo de menos. Se trata de insistir mediáticamente como si no hubiera otro tema en el país. (Lean con ojos sociológicos las portadas de los medios y me entenderán)

El esfuerzo del PLD debe centrarse en recordar el pasado reciente, mientras el PRD debe esforzarse en imponer la agenda del presente percibido y evitar comparaciones. Concentrarse en la frase de su candidato Medina: Leonel cambió el rostro físico del país, yo cambiaré el rostro de la gente.

Por su parte, el PRD no debe esforzarse tanto en vender sus méritos como en convencer a los votantes de la urgente necesidad de restar poder a un PLD que en las ultimas cuatro elecciones ha logrado alcanzar un poder legislativo, ejecutivo y municipal como ningún partido en la historia de nuestra democracia.

El mejor argumento del PRD es el cuco del poder que ha acumulado el PLD electoralmente; el del PLD consiste en destacar la estabilidad macroeconómica que ha disfrutado el país desde la hecatombe del 2003-04, y en medio de todas las vicisitudes de la economía mundial. Y hablo de recordar el pasado reciente, El año que vivimos en peligro, y convencer al 20% que decide elecciones de que es cierto que con Danilo como presidente es posible llevar a la acciones y los hechos todo los que contemplan nuestras leyes, instituciones, comisiones y otros versos.

Hablo de pasar de la normativa jurídica a la voluntad política, y en una alianza con todas las fuerzas sociales, confrontar a los sectores poderosos e insaciables que desde 1978 han impedido la vilipendiada revolución social que PRD y PLD le adeudan a este pueblo. ¡Y a ver si es cierto que el gas pela!

Ambo candidatos deben hablar de cambios. La gente decidirá cuál tipo de cambio es más conveniente para su familia, sus Paola, su empleo, su empresa, es decir, su país.