El gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, ha ofrecido la buena nueva de que la economía se recupera de manera extraordinaria, aunque aún se sienten los efluvios de un excesivo control del déficit fiscal que provocó en el primer trimestre de 2013 severa restricción del circulante y drástica reducción del crecimiento.
Aunque la inyección a la economía de nueve mil millones de pesos desde el Gobierno central y la liberación de 20 mil millones del encaje legal bancario por vía de la Junta Monetaria ha reanimado las actividades económicas, es preciso advertir que los efectos de tal recuperación serían los de un calmante que no toca a fondo la enfermedad que originó la desaceleración económica.
La resolución de la Junta Monetaria que reduce la tasa de referencia bancaria de 5% a 4.25% debería tener mayor repercusión en los esfuerzos de reanimación económica, pues induce a una reducción de la tasa de interés sobre la cartera de crédito global de la banca comercial.
Es verdad que los 29 mil millones de pesos inyectados a la economía (nueve mil por el Gobierno y 20 mil liberados del encaje legal) ayudan a expandir el medio circulante, pero ese caudal de recursos representa menos del diez por ciento de la cartera crediticia de la banca múltiple.
En efecto, un informe del Banco Central revela que la cartera de préstamos de la banca privada a mayo de 2013 asciende a 528 mil 349 millones de pesos, monto que no resulta afectado por la resolución de la Junta Monetaria de disponer que los fondos liberados del encaje legal sean colocados a una tasa de interés fija de nueve por ciento por seis años.
Se requiere, como ha afirmado el licenciado Valdez Albizu, que la reducción en la tasa de interés bancario abarque a todos los usuarios de crédito, que se supone es lo que las autoridades monetarias procuran al bajar 75 puntos a Tasa de Interés de Política Monetaria.
La Junta Monetaria y el Banco Central tienen el reto de estimular una baja en el costo del dinero como forma de garantizar óptimo financiamiento del sector productivo, generación de empleos y crecimiento de la economía, aunque el Gobierno central le compete garantizar un manejo adecuado del déficit fiscal, sin incurrir en excesos.
Se resaltan como altamente beneficiosas las inyecciones de recursos promovidas por Gobierno y autoridades monetarias, pero se insiste en advertir que no es prudente confundir el calmante con la medicina, propiamente dicho.

