Editorial

El calmante

El calmante

El jefe de la Policía y el ministro de las Fuerzas Armadas evaluarán la necesidad de incrementar el patrullaje policiaco-militar y de consolidar labores de inteligencia en esfuerzo por contener lo que ya se define como desbordada delincuencia y criminalidad.

Lo más relevante del anunciado encuentro entre el mayor general Manuel Castro Castillo y el almirante Sigfrido Pared Pérez lo constituye la evaluación que ambos harían al Plan Nacional de Seguridad Ciudadana, que sería ampliado a partir de agosto.

Autoridades y población deberían entender que la incorporación de miles de tropas al patrullaje en calles y avenidas representa un alivio temporal a un problema grave y complejo que requiere de una cirugía mayor.

Es obvio que ante el riesgo de convulsión social a causa de recurrentes efluvios de violencia y delincuencia, el Gobierno disponga la incorporación de personal militar en tarea de prevención de crímenes y delitos, pero no es aconsejable que autoridades ni ciudadanía se acostumbren a ese remedio de limitado espectro.

El Plan de Seguridad Ciudadana supone un abordaje mayor que incluye la promoción de una reingeniería de la Policía, niveles de mayor efectividad del Ministerio Público y Justicia en la persecución y castigo de las infracciones criminales.

Sin discriminar orden jerárquico, se requiere también acendrar políticas publicas relacionadas con inserción social, promoción de empleo digno, calidad educativa, capacitación laboral, promoción de las artes y la cultura, mayor acceso al crédito, programas de viviendas y mejoría en las redes hospitalarias.

No se niega la efectividad que ha tenido la incorporación de militares al patrullaje público, pero es preciso advertir que delincuencia y criminalidad se afrontan principalmente con políticas públicas que alienten progreso y equidad y que, por tanto, desalienten atraso, miseria y exclusión.

La sociedad toda debe y requiere ser incorporada al Plan de Seguridad Ciudadana, porque al fin y al cabo es la población la que sufre y padece por tantos atracos, asaltos, violaciones, asesinatos, así como la prevalencia del narcotráfico y el sicariato. Conviene saber diferenciar el calmante de la cirugía.

El Nacional

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