Opinión

El derecho ajeno

El derecho ajeno

Más que en el propio, la democracia se sustenta y se fortalece cuando se ofrece garantía al ejercicio del derecho ajeno, porque siempre los ciudadanos reclaman del Estado y de los demás libre ejercicio y disfrute de todas sus prerrogativas constitucionales.

El derecho a huelgas o paros está consignado en la Constitución, con excepción de aquellas que perturben el orden público o la seguridad interna del Estado, pero también el texto sustantivo garantiza la libertad de libre tránsito o no participar de la convocatoria de algún movimiento huelgario.

Todo ciudadano tiene derecho inalienable a la protesta, con la sola limitación que consigne la ley, pero tiene obligación y deber de respetar el derecho ajeno, a no procurar respaldo o afiliación por vía de amenaza o intimidación, como sería obligar al cierre de negocios o paralización en el transporte público o de carga.

Quien desee atender algún llamado a protesta pacífica puede hacerlo libremente, al amparo de la Constitución, pero quien opte por declinar alguna invitación en ese sentido, también tiene libertad de ejercer su derecho, con lo cual se cumple el precepto aquel de que “el respeto al derecho ajeno es la paz”.

Los convocantes a un paro de actividades hoy en la región norte están compelidos a evitar la ocurrencia de violencia o de cualquier tipo de alteración del orden público y que al ejercer propio derecho a la protesta, respeten y garanticen plenamente el derecho de quienes no deseen participar de ese llamado.

Sana competencia

El presidente de la Asociación de Clínicas y Hospitales Privados (Andeclip), doctor Rafael Mena, ha denunciado que los hospitales públicos despojan de “clientes” a los centros asistenciales privados, acusación que si no se formula en esta media isla sería difícil de creer.

¿Por qué los hospitales les quitan “clientes” a las clínicas? ¿Porque son más baratos? ¿Porque ofrecen mejores atenciones? ¿Por qué se han convertido en centros de auto gestión? ¿O quizás porque las Administradoras de Riesgos de Salud refieren a los pacientes a esos centros públicos.

La andeclip debería prepararse para competir en base a calidad, precios, buen servicio, tecnología, atención especializada, para que en condiciones de igualdad puedan competir con los hospitales y evitar así que a las clínicas “les quiten pacientes”.

El Nacional

La Voz de Todos