Introducir el concepto de discurso en la actual campaña electoral es como abrir una ruta para la investigación de la relación entre lenguaje, ideología y poder. Imagino que éstos términos les encantan al doctor Leonel Fernández.
Pués se trata de un concepto que ha sido utilizado ampliamente en las lides políticas latinoamericanas y del que, en cierta manera, se ha abusado mucho en discusiones recientes, especialmente por personas desconocedoras del tema.
No nos proponemos describir en este artículo dichas fuentes y debates, sino más bien especificar algunos de los rasgos fundamentales del discurso.
Primeramente, hay que recordar el carácter social del lenguaje que se debe aplicar en los discursos políticos, sin olvidar que siempre debe estar acorde con el nivel del escenario que lo va a recibir.
Producir un enunciado es entablar un cierto tipo de interacción social, y hablar es una manera de actuar y no simplemente de informar o describir lo que se hace. Sin embargo, es esencial que la persona que los emite tenga el poder de hacerlo creíble.
Y hablamos del tema porque en la presente campaña electoral, el discurso como estructura política está ausente, especialmente en los grupos opositores que sólo se limitan a criticar y denunciar problemas, sin acompañar el discurso de propuestas concretas sobre cada tema.
Los políticos que no entiendan que el electorado de hoy en República Dominicana no es el mismo de hace 30 años, ya que dos generaciones de electores han madurado y otra generación exige cada día mayores respuestas a través de las redes sociales.
La época de los grandes oradores, motivadores de masas al estilo Peña Gómez, Joaquín Balaguer, Juan Bosch y Leonel Fernández, al igual que los grandes mítines, pasó de moda. El discurso ahora debe ser más pausado con propuestas claras, precisas y menos promesas.
Las redes sociales se encargan de estallarle en la cara las promesas incumplidas a los candidatos.
Soy de lo que piensa que un debate entre los principales candidatos presidenciales para las elecciones del próximo año sería un gran aporte a la democracia, al sistema de partido y daría una visión clara y objetiva a los electores sobre cada uno de ellos.