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El guayaberudo

El guayaberudo

Ernesto Guerrero

Algunos lo conocieron, otros habrán oído hablar de él, se trata de un personaje que, en la década de los 70s, durante la temporada de beisbol invernal, a partir de la cuarta entrada, subía al dogout de las Águilas Cibaeñas, donde posaba, bailaba y hacia toda clase de payasadas, que de inicio causaban frenesí dentro de fanaticada cibaeña. Ahora tenemos otros santiagueros, que se suben a la tarima de las redes sociales, para orquestar un rol muy parecido a este personaje folclórico y regionalistas.

Para el guayaberudo la carretera ni la línea Duarte, nunca existieron, todo era Santiago, y su rivalidad con los “capitalinos”. Presumía saber todo sobre las estadísticas del juego; pero su limitada formación rápidamente lo delataban. Nunca aceptó perder una discusión, y cuando alguien le preguntaba: Entre los equipos Licey y Escogido, cuál tiene mejor promedio de bateo? —Chilote Llenas es el mejor tercera base— y aunque tu repitieras la misma pregunta, venía siempre con la misma respuesta.

Su nombre era Rafael Filión, vestía guayabera floreada y mientras Fidencio Garris decía en el micrófono “Santiago es Santiago y las águilas son las águilas” sonaba concomitantemente el merengue “leña, el guayaberudo hacía su show, que terminaba en la barra Bader ingiriendo unas frías, para mitigar el fuego del romo malo. Su adulonería era proverbial, le encantaban las fotos al lado de la elite local: Popi Bermúdez, Mena Fondeur, los Coquettes, etc. A cambio de obtener algunas prebendas, lanzaban loas y alabanzas, y decían estar dispuesto a cualquier cosa, aun no estuvieran regidas por la moral y la ética de esos tiempos.

Sus interminables discusiones bizantinas y sus arrebatos con ataques de ira, lo llevaron más de una vez a la “chirola”. Pronto cambió su imagen de hombre divertido por un sujeto patético, que causaba “vergüenza ajena”. Ante estas inconductas, sus paisanos terminaron por abandonar las discusiones con él, no para darle la razón, sino por cansancio y aburrimiento, de igual manera Lula prohibió que en el bar se hablara de política o de pelota.

En las redes sociales ahora tenemos muchos guayaberudos.  ¡Yo tengo mi favorito! individuos que hastían enviando al chat fotos que solo sirven para alimentar su ego e ínfulas de intelectuales. Pasando rápidamente de la gracia al ridículo.