Opinión

El inmigrante

El inmigrante

El “Premio Internacional al Inmigrante Dominicano Sr. Oscar de la Renta”, conferido anoche al médico internista Rafael Lantigua, constituye un justo reconocimiento a la comunidad dominicana en el exterior, que además de contribuir con el crecimiento de la economía, constituye un gran motivo de orgullo para el gentilicio nacional.

Un total de 46 dominicanos que han emigrado al extranjero fueron postulados para recibir tan honroso galardón que recayó en la persona del doctor Lantigua, prestigioso profesor de la Universidad de Columbia y médico titular del Hospital Presbiteriano de Nueva York.

Otros galardonados fueron Alexandra Regalado Rojas, gestora cultural residente en Canadá; los médicos Bernarda Isabel Jiménez Clemente y Carlos Dantes Heredia, la chef María Marte, la abogada Jeannette Alfau Ortiz y el educador Rafael Antonio Díaz, quienes viven en España.

También, el pediatra Mario Paulino Payano, radicado en Puerto Rico, la profesional de la salud Rosa Jáquez, asentada en Nueva York, y la agrónoma Virginia Ramona Ramírez, de Pensilvania.
Todos esos buenos dominicanos han labrado exitosas trayectorias con gran sacrificio y dedicación en base a ética profesional, honradez personal, solidaridad con sus comunidades y con su país, por todo lo cual merecen el aplauso de s u s c o m p a t r i o t a s .

Juventud, divino tesoro

Los XIV Juegos Nacionales, inaugurados anoche en Salcedo, se erigen como la más trascendental fiesta de la juventud dominicana, representada por atletas de todas las provincias que se congregan bajo el lema de Amistad Primero, Competencia después.

La reanudación de ese magno evento permite que el crecimiento del deporte nacional se acentúe en el ciclo olímpico, basado en las competencias municipales, provinciales, regionales y finalmente en los Juegos Nacionales.

La provincia Hermanas Mirabal, sede principal de la magna convocatoria deportiva, tiene el compromiso de garantizar el éxito rotundo en términos de organización y calidad de competición, mientras a los atletas corresponde dar lo mejor de sí para que sus respectivas comunidades alcancen preciadas preseas. ¡Juventud, divino tesoro!

El Nacional

La Voz de Todos