Editorial

El lado bueno

El lado bueno

El Partido Revolucionario (PRD) pudo ayer despejar temores sobre la ocurrencia de violencia en las convocatorias de sendas reuniones de los bandos divergentes que transcurrieron en completo orden, aunque el liderazgo perredeísta aún no logra siquiera aliviar una áspera confrontación interna a punto de dividir a esa organización.

Dirigentes y militantes del PRD que acudieron a la reunión convocada en el Coliseo Teo Cruz por el sector que encabeza el ingeniero Miguel Vargas Maldonado, y los que atendieron a la invitación del grupo que sigue al expresidente Hipólito Mejía, en el club Los Prados, mantuvieron un comportamiento civilista, sin cometer o promover ningún tipo de desorden.

Las expectativas de que en esas reuniones paralelas se produjera algún atisbo de unidad eran mínimas, pero fue amplio el temor de que en cualquiera de esos escenarios se produjeran enfrentamientos a tiros, pedradas o puñetazos entre perredeístas, lo que no sucedió, por lo que es menester extender un reconocimiento a quienes aguardan detrás de ambas trincheras.

Se resalta la actitud diligente de la Jefatura de la Policía que desde las primeras horas de la madrugada apostó contingentes policiales en las cercanías del coliseo donde se efectuaría la reunión convocada por el sector del ingeniero Vargas Maldonado para prevenir cualquier atisbo de desorden.

Más que lamentar porque el PRD realizó dos convocatorias divergentes de su Comité Ejecutivo Nacional, lo justo sería felicitar a la militancia de esa organización que en ambos encuentros exhibió comportamiento ejemplar, a pesar de los vaticinios de desastre, lo que debería servir de ejemplo y motivación para que sus dirigentes exploren nuevas vías de entendimiento.

Poder omnímodo

La agresión física ejercida contra un fiscal por un grupo de choferes que impidió por la fuerza la ejecución de un embargo en el local de la Federación de Transporte la Nueva Opción (Fenatrano), constituye un grave agravio a la justicia y a la ley, que refleja hasta dónde son capaces de ejercer su poder imperial los que se creen dueños del país.

El magistrado Sonne Beltré fue sacado a empujones de la sede de Fenatrano a donde acudió a ejecutar una sentencia de la Cámara Penal de San Cristóbal que condenó a ese gremio y a uno de sus miembros al pago de una indemnización de seis millones 400 mil pesos, por causar la muerte de una persona en un accidente de tránsito.

No parece prudente que el Ministerio Público, la justicia y la sociedad acepten como bueno y válido que gente que se cree prevalida de un poder omnímodo agreda e impida que un fiscal cumpla con una resolución emanada de un tribunal de la República. Hasta ahí no se debería llegar.

 

El Nacional

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