Que nadie se llame a engaño. Es muy manifiesto el interés del PLD y otros sectores en utilizar como ariete los denuestos de Donald Trump contra la Usaid para tratar de desacreditar, en venganza por las denuncias sobre la corrupción y la impunidad en sus gobiernos, organizaciones tan reputadas como Participación Ciudadana, (y con ella al prestante periodista y diplomático Juan Bolívar Díaz), así como a otros comunicadores locales que coincidían con programas de la agencia, como los relacionados, entre otros, con la transparencia, la inclusión de las minorías y la defensa de las libertades públicas.
Participación Ciudadana reconoció que ha recibido fondos de la agencia estadounidense para su lucha en defensa de los principios y valores del sistema democrático. A diferencia de lo que piense Trump y repliquen por aquí algunos sectores, los recursos se emplearon en proyectos para concienzar e integrar a la población en la interminable batalla en favor de buenas causas o de los más sanos intereses de la nación.
Usaid, creado como brazo humanitario de Estados Unidos en el mundo, financia múltiples proyectos nobles, como los que tienen que ver contra el tráfico y consumo de drogas, la migración ilegal, embarazo de adolescentes, mejoría del régimen penitenciario y otros que por controversiales la administración republicana objeta. En ese grupo están, por ejemplo, la liberación gradual del aborto, el reconocimiento de la comunidad LGTB, la igualdad de género y otros en esa misma tónica.
Si en otros países Usaid ha dilapidado los recursos, ese no ha sido el caso de República Dominicana. De no reconocer la trascendencia de los programas que se desarrollan en el país el secretario de Estado, Marco Rubio, no se hubiera comprometido ante el presidente Luis Abinader a revisar la suspensión de los fondos asignados a esta nación.
Participación Ciudadana y los periodistas que se han mencionado como agentes de Usaid pueden dormir todavía más tranquilos, porque es más que evidente que su vinculación a la agencia responde a una de esas estrategias o campañas que se convierten en bumerán. Su estatura moral y profesional rechaza cualquier calumnia con que se intente mancharlos o desprestigiarlos.
Hay que hacer la salvedad, para despejar cualquier duda, que no es un delito, sino más bien una honra, servir a una agencia como Usaid en proyectos como los que ejecuta en este país. No son los tiempos de la guerra fría ni en que el menor contacto con una agencia estadounidense suponía automáticamente un sello de soplón o miembro de la CIA. La época de la ignorancia y el dogmatismo, en que hasta la buena literatura norteamericana intoxicaba, ha sido superada.