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El poder de los militares

El poder de los militares

Luis Pérez Casanova

Después del golpe de Estado de 1963 contra el profesor Juan Bosch, los militares se erigieron en una fuerza con la que había que contar para preservar el poder. No había otra forma de contentarlos como no fuera a través de la corrupción que comenzó a fomentarse en los gobiernos de Joaquín Balaguer. La guerra fría les permitía a los rameados  un importante protagonismo, pero desaparecido el comunismo se inició otro proceso.

Los viejos caciques se adueñaron de grandes extensiones del Consejo Estatal del Azúcar (CEA), que el hoy Ministerio de Obras Públicas y el Inapa se encargaban de acondicionar y Agricultura completaba el proceso. Los oficiales de ese tiempo, que tenían el anticomunismo como bandera, jamás llegaron tan lejos ni se enriquecieron tanto como se atribuye a los imputados en las redes de corrupción Coral y Coral 5G, quienes según el Ministerio Público movieron al menos 4,500 millones de pesos en propiedades y productos financieros en la gestión presidencial de Danilo Medina.

Sabemos de la impunidad que ha prevalecido durante muchos años en el país, pero operaciones de esa magnitud de militares que no heredaron fortunas tenían que llamar la atención de las autoridades. Pero imperó la permisividad, ese pernicioso dejar hacer y dejar pasar que hoy ha estallado, poniendo los ojos de amplios sectores en el poder económico y no político de los militares. ¿Cómo se pueden adquirir estaciones de gasolina, financieras, apartamentos de lujo y grandes propiedades sin dar explicaciones sobre la procedencia de los recursos?

Cuando los golpes de Estado pasan a la historia, que a nombre de preservar la democracia servían de pretexto a los militares para controlar o incidir en el poder, estos encuentran en la corrupción la manera de gozar de privilegios indignantes, que algún día, como ocurre en la actualidad, tenían que comenzar a erosionarse. Si bien es mucho lo que falta para quitar la mancha al uniforme.

 Los escándalos de corrupción que involucran a militares y policías son para que se acelere el proceso de depuración de los cuerpos. Lejos de un ejemplo los miembros de los cuerpos han contribuido a contaminar las instituciones con sus malas  conductas. Los ingresos legítimos que perciben apenas alcanzan para una vida modesta, como la de cualquier ciudadano común y corriente. En función de lo que se ha visto el mayor interés de militares y policías ha sido enriquecerse a ´través de prácticas deplorables como el lavado de activos, trata de blanca, tráfico de influencia, contrabando, narcotráfico o la sustracción descarada de recursos públicos, siempre con la perversa anuencia del poder político.

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