Nairobi.- El presidente de Kenia, William Ruto, y el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, mantuvieron hoy una reunión virtual en la que ambos dialogaron sobre cómo “poner fin a la crisis” de Sudán y enviar ayuda humanitaria a ese país, sumido en combates desde el pasado 15 de abril.
“Kenia trabajará en estrecha colaboración con las agencias de la ONU y otras organizaciones para coordinar, ampliar y brindar asistencia al pueblo de Sudán”, señaló Ruto, según un comunicado emitido hoy por la Presidencia keniana.
Asimismo, el mandatario keniano aprovechó esta reunión para agradecer a Estados Unidos y Arabia Saudí sus esfuerzos para mediar una tregua de 72 horas entre el Ejército sudanés y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), que entró hoy en vigor pese a que se han oído disparos y explosiones en Jartum y en otras zonas de Sudán. Ya el pasado 21 de abril, Ruto ofreció a su país para albergar un “proceso de mediación” entre ambos bandos.
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“Kenia está firmemente convencida de que una solución negociada pacíficamente al conflicto en Sudán está al alcance de la mano y, como siempre, estamos dispuestos a hacer nuestra contribución”, dijo entonces el jefe de Estado keniano.
Ruto también se reunió hoy con altos funcionarios de la ONU y el presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), Moussa Faki Mahamat, entre otros, para dialogar sobre cómo llevar ayuda humanitaria a Sudán.
Durante estas conversaciones, Ruto indicó que es “imperativo» encontrar maneras de llevar apoyo humanitario a los civiles de Sudán “con o sin un alto al fuego».
En la reunión asistieron físicamente el jefe humanitario y coordinador de ayuda para emergencias de la ONU, Martin Griffiths, y el ex primer ministro sudanés Abdalá Hamdok, entre otros.
También estuvieron presentes de manera virtual la vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohamed; el jefe de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Filippo Grandi, y Mahamat.
Los enfrentamientos en Sudán estallaron el pasado día 15, en medio de tensiones sobre la reforma del Ejército y la integración de los paramilitares en las fuerzas regulares, en un proceso político para volver a encauzar al país en la senda democrática tras el golpe de Estado de 2021.
La violencia ha provocado que la mayoría de hospitales en las zonas de combates hayan quedado fuera de servicio, una acuciante escasez de productos básicos, el desplazamiento de decenas de miles de personas y, según la ONU, más de 50.000 sudaneses han huido como refugiados los siete países vecinos.
Asimismo, al menos 528 personas han muerto y más de 4.500 han resultado heridas desde el inicio de los combates, según el Ministerio de Salud sudanés.