Contrario a la creencia de que los ritmos urbanos predominan en la preferencia del público de este tiempo, se da el fenómeno de que la música tradicional está ocupando hoy día los grandes escenarios de la capital y Santiago, los fines de semana.
Bonyé en Las Ruinas de San Francisco se ha convertido en una tradición que convoca a centenares de personas a disfrutar de el son y de los ritmos tropicales, en un ambiente libre y distendido, propiciando el solaz de criollos y extranjeros.
Lo propio sucede con “Chencha”, otro espacio abierto debajo del puente Ramón Matías Mella, frente al río Ozama, en el sector de Villa Duarte, en la zona oriental de la capital.
Como si fuera poco, el bar restaurante “El Sartén”, de la zona colonial, se ha erigido como un espacio y lugar de reunión de los diletantes del son en la capital.
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La ciudad de Santiago no se ha quedado atrás con “El Son de Keka”, como ambiente festivo en el Barrio Los Pepines.
La gente acude a divertirse los domingos como si fuera un culto religioso, lo cual se traduce en un vigoroso apoyo a nuestra música y cultura, con lo cual se le da un mentís a los que piensan que los denominados ritmos urbanos han sepultado nuestras tradiciones y costumbres.
Frente a ese mito se erige el son, la guaracha, la salsa y el merengue, que se concentra en esos sitios.
Por: Joseph Caceres
josephcaceres.net