POR: Danilo Cruz Pichardo
d_cruzpi@hotmail.com
Con esos órganos electorales es difícil, por no decir imposible, celebrar elecciones libres en República Dominicana, pues la mayoría de sus miembros son cuadros del gobernante Partido de la Liberación Dominicana y fueron designados para el cumplimiento de determinadas encomiendas, las que no disimulan al asumir posiciones públicas.
Si a esa situación se le suma el uso abusivo de los recursos del erario (en su expresión más vulgar de clientelismo y asistencialismo), habría que concluir en que un eventual frente opositor, que deberá surgir, tendría que enfrentar grandes obstáculos. Y serían mayores en la medida en que se involucre a los militares para la compra de cédulas, apresar y agredir a dirigentes opositores.
Es evidente que el PLD controla todos los resortes del Estado. Y sabe, sin ningún escrúpulo, darle uso. No quiere decir, sin embargo, que el partido oficial sea invencible, percepción que ofertan medios masivos y “analistas políticos”. Faltando más de dos años para ese proceso es ilógico emitir vaticinios, pues el panorama evoluciona constantemente. Ellos parten, sobre todo, de la división del PRD, principal de la oposición, obviando que la franja poblacional de rechazo al PLD es bastante amplia y se aglutinaría en algún movimiento o frente verdaderamente opositor, que jamás lo sería el partido blanco en caso de quedarse bajo la dirección de Miguel Vargas.
Los que dan la permanencia en el poder del PLD más allá del 2016 parecen olvidar que la oposición política obtuvo un porcentaje cercano al 50% en la contienda electoral del 2012. Que yo sepa esa gente no se ha ido al PLD, simplemente exhibe pasividad y dispersión.
Es verdad que observo mucho poder en manos del PLD, pero también observo alto rechazo en la población hacia esa colectividad política. Sólo habría que sumar una amplia y efectiva campaña internacional sobre la ausencia de instituciones democráticas en el país.

