La lentitud con el escrutinio de los votos para decidir el ganador de las elecciones en Honduras entre los conservadores Nasry Asfura y Salvador Nasralla ha generado inquietud en organizaciones internacionales, además de propiciar un ambiente de incertidumbre en la nación.
La candidata oficialista Rixi Moncada, relegada a un lejano tercer lugar, ha reclamado la anulación de los comicios por supuestas irregularidades durante el proceso. Asfura, por quien el presidente estadounidense Donald Trump llamó a sufragar, se mantiene al frente con 40.20 % sobre el 39.9 de su rival Nasralla tras computarse el 88 % de las papeletas.
En tanto sube la tensión entidades como la Organización de Estados Americanos (OEA) han reclamado agilizar el escrutinio y criticado lo que define como falta de pericia en el desarrollo y ejecución del recuento de votos.
La Alianza de Países por la Democracia, de la que forma parte República Dominicana, ha reclamado respeto a la voluntad popular y agilización del proceso. Asfura no se ha pronunciado, pero tan pronto perdió la supremacía en los cómputos Nasralla, quien prácticamente se consideraba presidente electo, mostró inquietud.
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Aunque no se ha hablado de un posible fraude, el fantasma ha comenzado a sobrevolar con la demora para concluir el conteo de los votos. Hacía tiempo que en ninguna nación de América Latina se registraba tanta tensión para decidir el resultado de unas votaciones presidenciales. En Honduras ha resucitado el viejo fenómeno de los fraudes electorales.

