La declaración como presidente electo de Honduras del empresario Nasry Asfura, respaldado por Donald Trump, ha dejado un sabor amargo en la mayoría de la población. Y como si se tratara de un guion Asfura fue felicitado de inmediato por gobernantes de diferentes países y organismos como la OEA, todos los cuales demandaron a su vez respeto a la voluntad popular tras el incidentado proceso.

El principal contricante, el también conservador Salvador Nasralla, denunció supuestas irregularidades en el escrutinio, pero dijo que no impugnará el proceso para no dar motivos para movilizaciones a la izquierda.

Lamentó la injerencia de Estados Unidos en apoyo a un candidato aupado por el expresidente Juan Orlando Hernández, quien fue extraditado y condenado por narcotráfico.

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El expresidente Manuel Zelaya también denunció múltiples irregularidades y anunció que convocará movilizaciones contra el supuesto fraude en las elecciones. Ante lo picada que se torna la atmósfera, Asfura no tardó en llamar a la reconciliación.

El 40 % con que ganó los comicios frente a un 39.58 de Nasralla y un 19 de la oficialista Rixi Moncada sugiere que gobernará con una oposición mayoritaria en contra.