Donald Trump no puso fin a la guerra en Ucrania al segundo día de asumir el poder, como había prometido, pero tampoco se ha cruzado de brazos para terminar con un conflicto bélico que lleva casi dos años.
Aunque dependerá en gran medida de los términos, el cese de la contienda iniciada por el presidente ruso Vladimir Putin para colonizar a Ucrania podría constituir el primer triunfo diplomático para Trump.
El mandatario estadounidense, que ha puesto al mundo en ascuas por los aranceles que ha dispuesto, anunció que mantuvo una “larga y muy productiva” conversación con el presidente ruso, con quien acordó entablar inmediatamente negociaciones para poner fin a la guerra en Ucrania.
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El gobernante estadounidense despeja inquietud con su afirmación de que comunicará al presidente ucranio, Volodimir Zelenski, los términos de la conversación con el autócrata ruso.
Por el papel que ha jugado la Unión Europea, que con Estados Unidos ha sido el soporte bélico y financiero de Ucrania, es obvio que Trump no debe marginarla, sino darle participación en la mediación. E incluso a China, que si bien se ha marginado frente a la guerra entre los vecinos europeos, y que se trata de una potencia.
De lograrse el fin de la guerra en Ucrania no se prevé cómo quedará el tablero político, pero Washington mejorará su posición y Trump afianzará su liderazgo en el escenario internacional. Pero por ahora lo más importante es terminar una guerra que ha causado miles de víctimas y cuantiosos daños materiales.