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En alerta

En alerta

Alberto Quezada

Es evidente que  Estados Unidos  ha dado  un giro radical en  su política exterior  para América Latina y el Caribe cuyos efectos se sentirán  en el corto y mediano plazo.

Ese cambio en la  política exterior se percibe a partir de la conducta  ante los recientes acontecimientos que se han venido suscitando en Venezuela, Nicaragua, Haití y otros Estados americanos.

La conducta geopolítica apacible adoptada por los Estados Unidos frente a la actual coyuntura  sorprende, inquieta, y más que eso, invita al estudio y el análisis de manera serena y científica.

Nada se produce por generación espontánea, por azar, o por obra y gracia del Espíritu Santo. Todo tiene un porqué, obedece algún interés particular o grupal, alguien mueve la cuna para que eso  ocurra. 

Ya son muchas las tensiones fronterizas, desbordes migratorios, magnicidios de presidentes y asomos de pichones de dictadores, y  la Súper potencia permanece inalterable, en una especie de espera paciente a ver qué ocurre. Años atrás esa era una conducta impensable en el accionar geopolítico de los Estados Unidos, obviamente los tiempos han cambiado, los contextos geopolíticos son otros y el fantasma del comunismo ha sido reducido a su mínima expresión.

Pero aun así, pienso que ese comportamiento debe ser analizado con detenimiento, insisto en ese tema, no por nada malo, sino motivado e inspirado por una reflexión que  hiciera hace algún tiempo el escritor mexicano y premio nobel de literatura, Octavio Paz, sobre la Patria de Abraham Lincoln: ¨A los Estados Unidos América no se le adula ni se odia, se estudia¨.     

Eso no son los Estados Unidos que yo conozco, el que me han mostrado los historiadores hispanos e ingleses del siglo XX y XXI. Aunque los Estados Unidos de América  no lo diga de manera  pública y distraiga con eufemismos propios de la cortesía diplomática, ellos han adoptado  y estrenado una nueva política exterior.