El proceso sobre los sobornos pagados por Odebrecht volvió a generar conjeturas con el rechazo a unas supuestas “delaciones premiadas” procedentes de Brasil que trató de incorporar el Ministerio Público contra los imputados.

La caída de las supuestas pruebas, que no estaban traducidas al español ni se habían notificado a los encartados, aumentó el pesimismo sobre el resultado del escándalo de corrupción.

El Ministerio Público quedará muy mal parado si el caso queda impune por falta de pruebas. Resulta cada vez más desconcertante que la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (Pepca) no presente documentos que identifiquen a los beneficiados ni el procedimiento para distribuir los 92 millones de dólares en pagos ilícitos.

Desde un primer momento se advirtió que la Pepca se había decantado por seleccionar culpables y manipular las investigaciones en lugar de reunir pruebas. Con razón los imputados se sienten seguros de que tendrán que ser absueltos por insuficiencia de pruebas.

El empresario Ángel Rondón, a quien se presentó como cerebro de los pagos ilícitos, además de proclamar su inocencia ha retado al Ministerio Público a que presente siquiera un papelito que lo vincule con las operaciones irregulares.

Pero además ha observado que en el proceso no figuran los exfuncionarios y exlegisladores mencionados, aunque sin identificar, por ejecutivos de Odebrecht. El curso del proceso, conforme a los hechos, luce que apunta a la impunidad.