Editorial

Encerrona imperial

Encerrona imperial

La IX Cumbre de las Américas concluyó el viernes con resultados que se corresponden con un diseño de reunión perfilado a imagen y semejanza de los intereses de Estados Unidos sin acuerdos significativos que promuevan caminos de doble vía o de cercanía con la región.

El ejemplo más significativo de que ese encuentro tuvo el propósito de consolidar el principio de la unilateralidad aplicado por Washington, lo constituye lo referido  al tema migratorio inserto  en la Declaración de Los Ángeles, aprobada en esa Cumbre, la cual no fue  firmada por  el presidente dominicano Luis Abinader.

Aunque en ese documento se habla del compromiso de promover el desarrollo  de los países de origen para desincentivar la migración, el fin último sería frenar el flujo de indocumentados hacia Estados Unidos y convertir en destino final a naciones que hoy bregan por expulsar ese tipo de inmigración ilegal.

En el caso de Haití, se promete impulsar “una iniciativa específica”,  se reconoce “la necesidad de legalizar a los migrantes haitianos” en clara intención de que República Dominicana se convierta en destino final de su inmigración irregular.

 Al no firmar esa declaración,  el presidente Abinader ha interpretado cabalmente el sentir de una nación que no aceptaría jamás que ningún poder extranjero violente su soberanía o pretenda obligarla a fungir como vía  de solución al drama haitiano.

En el esquema migratorio  se plantea la figura de  “responsabilidad compartida”, mediante la cual los países firmantes tendrían la obligación de fungir como prebostes para impedir  que sus territorios sirvan de tránsito de indocumentados hacia Estados Unidos, además de convertirse en destino final del flujo migratorio que hoy tiene a Estados Unidos como su norte.

En virtud de ese “compromiso compartido”, el país se convertiría  en “destino final” de la desbordante migración haitiana, malsano propósito que coincide con las mentirosas afirmaciones del primer ministro de Haití, Ariel Henry,  de que habría acordado con el presidente dominicano impulsar un programa de regularización de inmigrantes ilegales.

Satisface saber que  ante  esa perturbada Cumbre, el presidente Luis Abinader volvió a advertir que República Dominicana no puede cargar sola con  los problemas de Haití, y que además rechazó endosar un acuerdo migratorio  que agrede la soberanía nacional.

El Nacional

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