Articulistas

Entre el cielo y la tierra

Entre el cielo y la tierra

Mary Leisy Hernandez

En un país pequeño

Lo confieso! Me asustaba venir a vivir a un pequeño país de apenas medio millón de habitantes. Me aburriría en Cabo Verde: era lo que pensaba. Sentiría claustrofobia talvez, pero la pequeñez de una capital como Praia provocó gozo en mi corazón caribeño y me satisface ver por todos lados el intenso azul del mar del Atlántico.

Ahora disfruto saber que las horas que económico en las largas distancias, son horas que aquí aprovecho para estar más relajada, para darme un chapuzón y disfrutar de tiempo de calidad. Se vive con menos prisa y mejor actitud cuando nos liberamos de esos terribles en taponamientos que a veces se producen incluso en cortos trayectos de grandes o congestionadas ciudades.

Que se puede esperar de Cabo Verde, con una capital que traducida al español se llama playa y un sector llamado playita? Qué malo puedo sentir en una ciudad donde a cada rato me viene el recuerdo de mi pueblo en tiempos de mi niñez? Lo malo es que no hay espacio para la clandestinidad.

A pocas semanas ya conoces gente que a fuerza de tanto verlos se convierten en amigos. Te los encuentras en la playa, los conciertos, la calle…y en ningún lugar estarás en soledad o intimidad.

Lo bueno es que son acogedores, amables y en cada isla del archipiélago encontrarás grandes encantos. Y si se quiere tomar un poco de aire distinto, Islas Canarias y toda Europa están cerca.

También Senegal y el resto de África. A América se llega en tres horas y media por Brasil, cuando hay vuelos disponibles por Fortaleza. En fin, la pequeñez de Cabo Verde es relativa y tiene sus grandes encantos.

Por: Mary Leisy Hernandez – Marilei@hotmail.com

El Nacional

La Voz de Todos