La elección de los jueces de la Suprema Corte de Justicia, del Tribunal Constitucional y del Tribunal Superior Electoral constituye una de las pruebas más importantes para el sistema institucional. La sociedad puede salir fortalecida, si se actúa con apego a la equidad, pero también puede resultar perjudicada si el proceso es manipulado.
Si bien son normales las aprensiones que en todas las circunstancias acompañan decisiones como las que se aboca el Consejo Nacional de la Magistratura, rumores, decisiones conflictivas y múltiples advertencias contra la contaminación del proceso convierten en razonable la incertidumbre.
El ministro de la Presidencia, César Pina Toribio, no ha contribuido a despejar los temores de que el proceso pueda ser manipulado con argumentos como la transparencia con que, según dijo, se ha manejado el presidente Leonel Fernández. No se trata de la respuesta más convincente para tranquilizar a la ciudadanía.
Transparencia fue precisamente lo que solicitó el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Subero Isa, para que la elección responda al interés de la nación y no un traje a la medida de conveniencias políticas o particulares. Como evidencia de que el proceso no está definido, el magistrado recalcó en que debe ser público y abierto.
La convocatoria del Consejo Nacional de la Magistratura para el jueves 11 ha generado muchas expectativas, que se corresponden con una decisión tan delicada y de tantas implicaciones para el desarrollo de la nación como la recomposición de la estructura judicial.
El gran temor que abriga no sólo la oposición, sino muchos sectores es que se impongan magistrados más por intereses políticos que por su perfil profesional. Y de ahí que el Presidente de la República esté compelido a que el proceso sea un ejercicio no sólo de transparencia, sino de equidad.
Pero diferentes advertencias entrañan una ostensible preocupación. Tras indicar que el jefe del Estado es el principal responsable del proceso, el presidente de la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus), Servio Tulio Castaños Guzmán, recalcó que aquí todo el mundo conoce los profesionales que reúnen méritos para ocupar los puestos.
Sin duda, que la selección de los jueces de los tres tribunales se ha convertido en uno de los grandes desafíos para el sistema institucional. Puede resultar fortalecido, que es lo que se quiere y necesita, de escogerse magistrados que hayan destacado por capacidad, independencia y responsabilidad. Pero el proceso puede marcar un deplorable retroceso de no actuarse con transparencia y, para colmo, elegir profesionales sin calidad para ejercer como magistrados.
Es la disyuntiva, o más bien el alerta, en que la convocatoria del Consejo Nacional de la Magistratura, que ha generado tantas expectativas, ha colocado a la nación. Al margen de las intrigas.

