Edimburgo (R.Unido), (EFE).- Los restos mortales de Isabel II yacen este domingo en la sala del Trono de la residencia real de Holyroodhouse, en Edimburgo, tras recibir el homenaje de miles de personas que salieron a la calle al paso del cortejo fúnebre que los trasladó desde el castillo de Balmoral hasta la capital escocesa.
Desde Balmoral, donde la reina murió el jueves a los 96 años, el cortejo fúnebre inició esta mañana el trayecto de unos 200 kilómetros para llegar a la capital de Escocia, tras pasar por pueblos y localidades, entre ellos Ballater, Aberdeen y Dundee.
A lo largo de este recorrido, miles de personas se situaron a ambos lados de las carreteras para aplaudir y tomar fotografías del ataúd, cubierto con el estandarte real de Escocia y una corona de flores, recogidas especialmente de los jardines de Balmoral.
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LA PRINCESA ANA EN EL CORTEJO FÚNEBRE
Detrás del coche fúnebre iba la limusina real con la hija de Isabel II, la princesa Ana, y el marido de ésta, Tim Laurence, mientras que en Holyroodhouse estaban dos hijos varones de la soberana, los príncipes Andrés y Eduardo.
En la avenida Royal Mile, en el centro histórico de Edimburgo, que une el castillo de la ciudad con el palacio real, miles de ciudadanos se apostaron a ambos lados de las barreras montadas por la Policía para aplaudir en un ambiente de recogimiento.
Una vez dentro del imponente patio de Holyroodhouse, el féretro fue recibido por el Real Regimiento de Escocia, con sus faldas verde tartán, para llevarlo hasta la sala del Trono, donde permanecerá toda la noche hasta mañana por la tarde.
Después de que el ataúd entrase en el palacio, el Regimiento Real de Escocia y miembros de la Guardia Real desfilaron en silencio en el patio antes de abandonar el recinto.
PROCLAMACIÓN DE CARLOS COMO REY EN ESCOCIA
A la espera esta mañana de la llegada del féretro a Holyroodhouse, Carlos III fue proclamado aquí rey en una colorida ceremonia que tuvo lugar ante el monumento conocido como la Cruz del Mercadillo, próximo a la catedral de St. Giles, tras su proclamación oficial el sábado en Londres.
El denominado Rey de Armas Lord Lyon, cartero real, leyó la proclamación ante el púlpito de este monumento.
Tras el acto, el cartero real, con sus atuendos protocolarios, gritó a la multitud allí congregada: «Dios salve al Rey», a lo que la gente respondió con la misma frase.
A continuación, el público entonó el himno nacional, acompañado por música de una banda real, y el Lord Lyon pidió tres vítores para el nuevo monarca británico diciendo: «Hip, hip», a lo que la multitud respondió con un «Hurra!»
La proclamación fue seguida con el disparo de 21 salvas de cañón desde el cercano castillo de Edimburgo.
SERVICIO RELIGIOSO EN EDIMBURGO
Este lunes por la tarde, el cortejo fúnebre saldrá de Holyroodhouse hasta la catedral de St Giles, donde habrá un servicio religioso al que asistirán miembros de la familia real, entre ellos el rey Carlos III y la reina consorte, Camilla.
El ataúd permanecerá unas 24 horas en la catedral donde estará la capilla ardiente que permitirá a la población rendirle tributo.
El martes, los restos mortales serán llevados a la capital británica en un avión de la Real Fuerza Aérea (RAF) de cara al funeral de Estado que tendrá lugar el día 19 en la Abadía de Westminster, junto al Parlamento británico.
Cerca de Holyroodhouse, un británico, Peter, resaltó a Efe que el país no había visto algo así en muchos años, pero que «en realidad es una familia que ha perdido a una abuela, una madre».
«Tengo 45 años y no he conocido a otra monarca. Es triste para mucha gente. No creo que con Carlos III haya cambios, el himno será diferente, con una moneda distinta, pero nada cambiará», agregó.
Otra ciudadana, de nombre Annetta, comentó a Efe que espera que «el rey Carlos III pueda seguir estos mismos pasos», aunque cree que «será diferente».
Por Viviana García