La victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones de segunda vuelta que lo retorna a la presidencia de Brasil ayuda a consolidar el proceso de cambio político que experimenta América Latina que se inició con el ascenso al Poder por vía electoral en Uruguay del exguerrillero José Mujica, en marzo de 2010.

La experiencia anterior a la de Lula da Silva correspondió al izquierdista Gustavo Petro, que en junio de este año se convirtió en el primer presidente de izquierda en Colombia.

En Chile, Guillermo Boric, a la cabeza de una coalición de izquierda no tradicional, ganó en marzo las elecciones presidenciales. El año 2022 inició con el triunfo de Xiomara Castro, en Honduras, en tanto que en Bolivia triunfó Luis Arce, postulado por el Movimiento al Socialismo.

La nueva camada de presidentes de izquierda la completa el presidente de Argentina, Alberto Fernández, del Movimiento Peronista.

Los presidentes de Cuba, Nicaragua y Venezuela forman parte de la membresía de otro club, con escasas connotaciones democráticas.

Aunque los resultados electorales demuestran que en términos políticos la sociedad brasileña se encuentra virtualmente dividida, no hay duda de que Lula representa mejor garantía para promover la necesaria unidad nacional frente a Jair Bolsonaro quien desde la jefatura del Estado promovió exclusión y sectarismo.

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No se exagera si se afirma que el triunfo del líder del Partido de los Trabajadores renueva la esperanza de una vida mejor a millones de brasileños.