El presidente Barack Obama, que recién ha superado una crisis con el bando republicano en el Congreso que paralizó la administración federal durante 19 días, afronta ahora un encontronazo con la Unión Europea y América Latina a causa del espionaje cibernético que realizaba la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), de Estados Unidos contra líderes de todo el mundo, incluidos los jefes de Estado y de Gobierno de Alemania, España y Brasil.
La canciller alemana, Ángela Meker, de inocultable posición pro norteamericana, ha reaccionado airada al saber que su correo y teléfono móvil fueron intervenidos por esa agencia estadounidense, en tanto que la presidenta Dilma Rousseff suspendió una programada entrevista con Obama en Washington al descubrir que también era espiada.
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, también de tendencia pro norteamericana, convocó al embajador estadounidense en Madrid para pedirle explicación del porqué su móvil e internet fue intervenido por el espionaje norteamericano.
Los parlamentos de Brasil y de Europa procuran aprobar leyes que impidan a Estados Unidos espiar a líderes latinoamericanos y europeos o evitar que esas escuchas afecten intereses económicos y políticos, aunque Washington ha justificado esas intervenciones con el sambenito de prevenir o afrontar al terrorismo.
La presidenta de Brasil ha propuesto un foro mundial para regular el uso de internet e impedir el espionaje cibernético, una iniciativa que cuenta con el respaldo de Fadhi Chehade, presidenta del organismo que regula el uso de esa red a nivel mundial.
Parlamentarios brasileños promueven una ley que obligaría a Amazon, Apple, Google y Facebook a almacenar sus datos sobre personas físicas o jurídicas brasileñas en territorio de esa nación, como forma de evitar el espionaje estadounidense.
Ahora se entiende el inusitado esfuerzo por apresar y retornar a Estados Unidos a Edward Snowden, el contratista de la NSA, refugiado en Rusia, que divulgó documentos que prueban que Estados Unidos espía por vía de internet a medio mundo. Dos mujeres, Dilma y Angela, encabezan hoy la indignación mundial contra esa práctica ilegal e inmoral.
Aunque República Dominicana es un país pequeño sin mayores influencias en el ajedrez político y económico mundial, convendría aconsejar al presidente Danilo Medina que no se fíe mucho al usar el teléfono móvil o su correo electrónico, porque es posible que el hermano mayor lo vigile.
