El caso del estudiante de 14 años que fue muerto de varias estocadas por un compañero de 15 en las afueras de un politécnico de Santiago es un síntoma de una violencia que trasciende los centros escolares.
Factores que tienen que ver con la educación, el respeto, la seguridad, la familia, el entorno social y otros ingredientes intervienen en el homicidio de Jeremías Cabrera, quien estudiaba en el politécnico Simón Luciano Castillo, en el sector Ingenio Abajo.
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Conmoción aparte, el caso no debe tratarse como aislado. Los padres denunciaron que el adolescente fue emboscado y que murió desangrado al no recibir auxilio a tiempo, además de que en los alrededores del centro opera una pandilla denominada «Los 18». En lo concerniente a la seguridad el suceso compromete la responsabilidad de las autoridades, a la vez que representa un llamado sobre la violencia social.

