Lo que explicaría que la factura eléctrica no se haya reducido en los negocios que se han visto forzados a suspender sus operaciones a causa del coronavirus es que sus propietarios o gerentes mantuvieran todos los equipos conectados. Pero es bien sabido que no ha sido el caso. No son solo comerciantes los únicos que han puesto el grito al cielo por la facturación, sino residentes en distintos sectores. Hay denunciantes que alegan que la factura correspondiente al pasado mes se duplicó a pesar de no excederse ni en lo más mínimo en el consumo. El caso de Jensy González, dueña de un gimnasio en Alma Rosa, Santo Domingo Este es llamativo. Definió como un abuso que la factura del mes llegara con un monto de 6 mil pesos a pesar de que el establecimiento está cerrado desde el 15 de marzo. La Superintendencia de Electricidad debería tomarse las molestias de investigar lo ocurrido con un servicio que por demás en algunos sectores se ha visto interrumpido por apagones de varias horas. Con las restricciones hasta para saldar la facturación a fin de evitar cortes la gente no puede más que desahogarse haciendo la denuncia.