Sin importar si se cumple totalmente o no el paro de labores convocado por la Federación de Asociaciones de Profesores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (Faprouasd) se interpreta como un acto de insensatez que revela el deterioro de los valores académicos heredados del Movimiento Renovador, por cátedra abierta y plural.

Ningún movimiento reivindicativo debe sustentarse en la suspensión inmediata y absoluta de docencia, menos en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) que recibe en sus aulas a los hijos de familias vulnerables.

Hace tiempo que la Universidad Primada se ha quedado empantanada o navegando en círculos, sin poder despegar hacia los nuevos horizontes que marca la educación superior a nivel global en estos tiempos de la cuarta revolución industrial y de la inteligencia artificial.

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Por muchos años, autoridades de la UASD han pretendido que la sociedad dominicana acepte de manera sumisa su anacrónica oferta académica, sin entender que corresponde al Alma Mater suplir las necesidades de recursos humanos que requieren las empresas para poder insertarse en los mercados caracterizado por alta tecnología y modernidad, en la industria, finanzas, emprendimiento, ciencias de la salud, economía y agropecuaria. La UASD debe reencausar sus programas de investigación y de extensión en vez de fastidiar con huelgas y paros.