FARC leftist guerrilla commander Timochenko watches on TV the results of a referendum on wether to ratify a peace accord to end a 52-year war between the Colombian government and the communist FARC rebels, in Havana, on October 2, 2016. Colombia's FARC rebels vowed Sunday they were committed to continuing peace efforts despite voters having rejected an accord between the force and the government to end their half-century conflict. The FARC maintains "its willingness to use dialogue as the only weapon for building the future," the group's leader Timoleon Jimenez said in a speech in Havana, Cuba, where the accord was negotiated. / AFP / STR
LA HABANA, (AFP) – El jefe máximo de la guerrilla de las FARC, Timoleón Jiménez, abrió el lunes la posibilidad de «rectificar» el acuerdo de paz que fue rechazado, por mínimo margen, en el plebiscito del domingo en Colombia.
«Estamos analizando con calma los resultados para continuar, porque esto no significa que se ha perdido la batalla por la paz», declaró Jiménez, también conocido como Timochenko, a W radio desde La Habana, sede por casi cuatro años de las negociaciones de paz.
El líder rebelde declaró que pese a que el «No» se impuso en las votaciones, las FARC «proyectarán iniciativas» para sacar «adelante este proceso» Este resultado «nos llena de más entusiasmo, nos compromete mucho más, porque de todas formas hay diversas lecturas y hay que analizarlas para ver en qué hay que rectificar», indicó a la emisora colombiana.
En ese sentido, destacó que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno de Juan Manuel Santos siguen comprometidas en el «mismo objetivo» de resolver un conflicto de 52 años que deja millones de víctimas entre muertos, desaparecidos y desplazados. Santos y Timochenko suscribieron el acuerdo de paz hace ocho días en Cartagena, norte de Colombia, y esperaban una victoria del «Sí» para iniciar la implementación de los convenios que básicamente apuntan a que los rebeldes dejen las armas y se conviertan en partido político.
Sin embargo, un 50,21% de los colombianos votó en contra frente a un 49,78% que lo hizo a favor del acuerdo, en un proceso que tuvo una abstención del 62%. Con el expresidente Álvaro Uribe (2002-2010) a la cabeza, los opositores cuestionan, entre otros puntos, que los rebeldes no paguen un mínimo de cárcel por delitos atroces y que puedan ser elegidos en cargos públicos.
El pacto que fue rechazado en las urnas preveía penas alternativas de reclusión para quienes confesaran su responsabilidad, y condenas de hasta 20 años de prisión en caso de que no lo hicieran y fueron hallados culpables por un tribunal especial. Tras la derrota, Santos anunció que convocaría a «todas las fuerzas políticas, para escucharlas, abrir espacios de diálogo y determinar el camino a seguir».
De su lado, Timochenko consideró que el plebiscito se vio influenciado por una «polarización promovida casi de manera artificial» y que los rebeldes analizarán cómo incluir, en la «batalla por la paz», a ese «más de 60%» de colombianos que no acudió a las urnas. Así mismo, planteó al gobierno un «pacto político en Colombia de nunca más» a la calumnia, la estigmatización y al uso de las armas en la política.
El negociador rebelde, Pablo Catatumbo, dijo en Twitter que el plebiscito «no es la hecatombe». «Es solo un traspiés en esta larga lucha de nuestro pueblo por alcanzar la paz definitiva», agregó.