Cada 15 de febrero desde el 2001, se conmemora el Día Internacional de la lucha contra el Cáncer Infantil. La fecha nos recuerda que es indispensable concientizar e informar a la población sobre la importancia de un diagnóstico temprano y el acceso al tratamiento adecuado. Este día se fundamenta en que todo niño con cáncer, independientemente de su país de origen, raza, estatus económico o clase social, merece la mejor atención integral. El Lazo Dorado simboliza el cáncer infantil, se trata de una comparación entre la fortaleza y resistencia de los niños con cáncer y el oro.
Los cánceres de la niñez pueden ocurrir repentinamente, sin síntomas precoces, y tienen un índice de curación elevado. El cáncer más común en los niños es la leucemia. Otros cánceres que afectan a los niños son: tumores cerebrales, linfomas y sarcomas. Los síntomas y el tratamiento dependen del tipo de cáncer y de lo avanzada que esté la enfermedad.
El tratamiento puede incluir cirugía, quimioterapia y/o radiación.
Está comprobado que si el cáncer se detecta a tiempo hay mayor probabilidad de que el enfermo sobreviva e incluso es curable en el 70% de los casos siempre y cuando estos sean detectados de manera temprana. Hay signos y síntomas que pueden ayudar a un diagnóstico oportuno.
En muchos países latinoamericanos el cáncer ocupa la segunda causa de muerte en niños mayores de 1 año y se pronostica que 14 de cada 100,000 serán diagnosticados con enfermedades malignas. La demora en la referencia y el inicio tardío del tratamiento puede significar la diferencia entre la vida y la muerte.
Signos y Síntomas
Los niños son grandes enmascaradores ya que los síntomas pueden ser los mismos que los de cualquier enfermedad viral y ¨común¨; por lo tanto es básico que los padres, los médicos de atención primaria y los pediatras estén preparados para la detección de cualquier patología oncológica. Entre los posibles síntomas que debieran alertar a los padres están:
Fiebre, pérdida de peso y/o apetito, palidez, fatiga, sangrados o moretones sin causa aparente, de fácil aparición.
Masas o agrandamiento de los ganglios en cualquier parte del cuerpo.
Dolor en los huesos y articulaciones
Fracturas espontaneas y sin causa aparente mientras el niño realiza sus actividades normales
Manchitas blancas o amarillentas en el ojo, estrabismo (visión doble), ceguera o pérdida de visión, agrandamiento del globo ocular.
Signos y síntomas neurológicos tales como cambios en la conducta, pérdida del equilibrio, alteración de la marcha, dolores de cabeza, agrandamiento de la cabeza, vómitos de predominio matutino y a distancia.
Eventos febriles a repetición sin origen aparente
En al menos 85% de los casos se suelen presentar estas señales, por lo tanto es importante que los niños que presenten cualquiera de estos síntomas durante varios días o semanas, sean llevados con un médico especialista para que se investigue oportunamente.
La detección sigue siendo un factor básico. De acuerdo a la estadística actual, en los países en vía de desarrollo, más del 70% de los niños que viven con esta enfermedad pueden curarse si se les detecta a tiempo y si reciben un tratamiento adecuado. Ante estos hechos es básico tomar acciones que permitan la realización de un diagnóstico oportuno y ofrecer terapias integrales basadas en la evidencia científica y la ética, con un enfoque para cada niño de manera individualizada, con el fin de ofrecer una mejor calidad de vida.
Para poder llegar a un diagnóstico certero es importante que los niños sean evaluados por un oncólogo pediatra, quien en base a la historia clínica y el examen físico de los pequeños deberá realizar las pruebas (sanguíneas, de líquidos corporales o de citometría de flujo), los procedimientos (aspirados medulares o biopsias) e imágenes (radiografías, tomografías o resonancias magnéticas) que lleven a delimitar la lesión o el estadio de la enfermedad, es básico estudiar e investiguen posibles metástasis (diseminación cercana o a distancia) en el cuerpo de los niños con el fin de poder ofrecer un tratamiento adaptado al estadio y grado de la enfermedad.
Signos y Síntomas
Los niños son grandes enmascaradores ya que los síntomas pueden ser los mismos que los de cualquier enfermedad viral y ¨común¨; por lo tanto es básico que los padres, los médicos de atención primaria y los pediatras estén preparados para la detección de cualquier patología oncológica. Entre los posibles síntomas que debieran alertar a los padres están:
¿Se puede curar
el cáncer en los niños?
El cáncer infantil se cura, tiene un buen pronóstico si es detectado a tiempo. Cuando esto pasa el tratamiento resulta más efectivo, aumentando así las posibilidades de curación. El cáncer en los niños se extiende rápidamente, motivo por el que es importante un diagnóstico precoz y un tratamiento efectivo, que aumente las probabilidades de sobrevida del niño con una buena calidad de vida.
¿Cómo se trata el cáncer en los niños?
Los cánceres infantiles no siempre se tratan como los cánceres en adultos. Es importante saber que existen conocimientos especializados, englobados en la oncología pediátrica, que ofrecen distintos tipos de tratamientos los cuales pueden contemplar las cirugías, la quimioterapia y la radioterapia. Es importante destacar que estas opciones terapéuticas siempre serán aplicadas según el diagnóstico, edad, peso, talla, estadio y riesgo de la enfermedad del paciente.
EL DATO
Dra. Wendy C. Gómez García
Gerente de Pediatría
Instituto Nacional del Cáncer Rosa Emilia Sánchez Pérez de Tavares (INCART)