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Frontera RD-Haití un tema nodal

Frontera  RD-Haití un tema nodal

Santo Domingo.-La frontera RD-Haití desde mucho antes del alba de la República, es tema nodal y reto histórico, primero de la colonia de la Isla Española, y al nacer la República Dominicana, escenario de conflictos de intereses entre los dos Estados que comparten el espacio insular.

Los diarios del país informaron el 14 de mayo reciente, que el presidente Danilo Medina hará valer la ley en la frontera, añadiendo palabras del gobernante, en este tenor.

“Vamos a coordinar a todas las instituciones que trabajan en la frontera, brigadas del Ejército, Armada, Fuerza Aérea, Cesfront y la Dirección General de Migración, para que hagan valer la ley dominicana en la frontera”, categorizó el gobernante.

El país, como una sola persona, aguarda, espera y anhela, que las palabras del gobernante no se las lleve el viento, sino que concluyan en realidades que involucran los intereses dominicanos, identificados primero, con la salvaguarda de la soberanía, y la preservación de la paz entre los dos Estados.

Esto así, porque a partir del final de la Era de Trujillo, la frontera de 395 kilómetros que marcan la división territorial de La Española, ha resultado pasto donde prolifera el contrabando de toda suerte de mercancías, no solo alimentos, calzados, ropas, joyas, sino armas de fuego y drogas, el trasiego de nacionales haitianos sin documentación penetrando por la “aduana verde”, es decir, por los montes, y con la anuencia lucrativa de los militares, que se presume deben ser custodios de la frontera, resultando sus beneficiarios millonarios.

Recordamos que cuando a un militar se trasladaba a prestar servicios en la frontera, en la Era de Trujillo, era sinónimo de desgracia y de ir a residir en Siberia, y luego, es ocasión de hacer fortuna, pagando los jefes militares por la providencia anhelada del traslado.

Los diarios dominicanos informan cada semana del decomiso de contrabando de ajo, porque el importado desde China paga impuestos que lo hacen inasequible al consumidor, mientras que el proveniente de Haití, que importa a China, no paga impuestos y las autoridades haitianas permiten el contrabando hacia nuestro país.

El sur profundo, caracterizado en términos botánicos estructurado como bosque seco de plantas xerófilas que conforma el desierto, produce cambrón, Guayacán, Baitoa, Bera y Caya, entre otras especies de bosque seco, excelentes carburantes para producir carbón, y haitianos indocumentados conjuntamente con dominicanos, deforestan el deforestado sur profundo para hacer hornos de carbón que trasiegan hacia el incordioso vecino, que requiere en más de un 80% es combustible para cocinar los alimentos de diez millones de individuos.

Los militares dominicanos que se presume custodian la frontera, permiten por motivos conocidos, el tráfico de grandes cantidades de sacos de carbón, conforme informan constantemente los diarios, diezmando nuestras magras reservas boscosas de xerófilas, lucrándose del criminal tráfico y despojo de las ralas reservas boscosas del sur profundo, en connivencia de los altos jefes de los institutos armados, policiales y de Medio Ambiente.

Una de las especies vegetales autóctonas es el Guaconejo, árbol de dura corteza con la que los indígenas taínos hacían las flechas, y usado industrialmente para elaborar perfumes, informado por los diarios intermitentemente, el trasiego de esa especie vegetal hacia Haití para los fines indicados, con la absoluta complacencia lucrativa de los militares y adyacencias civiles a su servicio, la última vez, Diario Libre del 17 de mayo reciente, página seis, donde señala que con el Guaconejo nuestro, Haití exportó en 2017 US$26.5 millones, graficando motoristas contrabandeando la madera.

El día 18, Diario Libre reportaba que el contrabando de Guaconejo supera capacidad de control, si es que existe, que dudamos todos.

Toda variedad de madera es un regalo divino para que el hombre la aproveche, pero controlada y con un proyecto de regeneración y/o reforestación, que es lo que procede y se sugiere al presidente Medina, habilitar una visita sorpresa para sembrar Guaconejo, Cambrón, Guayacán, Bera, Baitoa y otras especies, alternadas con yuca, batata, limones, naranjas agrias, gallinas, patos, chivos, cerdos, reses, para hacer posible fuentes de creación de riquezas, y concomitante, detener la desertificación y el contrabando de estas especies en peligro de extinción, provecho de militares, en detrimento de las magras reservas boscosas del sur profundo.
¿Es mucho pedir? ¿Es una sugerencia opositora?

El Nacional

La Voz de Todos