Un acroartista conoce bien sus derechos y sus deberes. Sabe cuáles son sus alcances y sus limitaciones. Luego de asistir a una asamblea democrática, abierta y transparente, no debe salir por ahí diciendo lo primero que le pase por la cabeza, ultrajando a sus compañeros. Eso tiene connotaciones de deslealtad y de poca profesionalidad. Eso se llama vender patria. Los asambleístas son entes que persiguen objetivos comunes, en el marco de la prudencia, del respeto y de la igualdad. Si usted no está en condiciones de cumplir con estas sencillas reglas de convivencia, entonces no está en capacidad de participar en un cónclave de esta naturaleza. Al acroartista asam bleísta se le ha dado un voto de confianza para debatir y disentir democráticamente. Esa confianza depositada en un miembro de ACROARTE debe ser retribuida a la Institución con espíritu de colaboración, empatía y adhesión a la misma. Las controversias y polémicas no deben ser incluidas en el menú de discusión de los miembros, porque si esto sucede, se perderá el sentido democrático y representativo de cada asambleísta. Las disconformidades o puntos de vista encontrados se ventilan como buenos compañeros, a puertas cerradas y cara a cara.

No es correcto que un hijo salga de su casa lanzando todo tipo de improperios contra su propia familia. Eso no está nada bien.

Pesar

Perder un hijo es, de por sí, un dolor que un padre o una madre

no están preparados para soportar. Y cuando esa pérdida sucede en circunstancias funestas,

entonces el padecimiento es indescriptible. No existen palabras para expresar la actitud vil, horripilante y desquiciada del individuo que cegó la vida de la joven Mirielle Camilo, hija del colega y amigo Rubén Camilo. Nos imaginamos el calvario que estará atravesando la familia de la joven madre, a quien un monstruo -porque no se puede catalogar de otra forma-, interrumpió violentamente su existencia. Mirielle, una madre abnegada, que anduvo tras la búsqueda de un mejor porvenir para su hijo Thiago, a quien proveía de un tratamiento médico, nunca se imaginó que tras la fachada de un vecino amable y caballeroso, se escondía la lascivia y la maldad. Dios le conceda a su padre, a su esposo, hijos, hermanos y demás familiares de Mirielle Camilo, la paz y el consuelo.