Sin más recursos y una gestión eficiente los ayuntamientos tendrán siempre dificultades para lidiar con el desafiante drama de la basura y la preservación del ornato.

Es tiempo de que se entienda la urgencia de alternativas, como se plantea con la modificación de la ley 225-20 de Residuos Sólidos, para fortalecer la gestión integral y sostenible de los desperdicios, a fin de preservar el medio ambiente.

Si no se paga la recogida y el destino final de la basura en la medida de las posibilidades aparecerán siempre esos montones de desperdicios que atentan no solo contra la salud, sino que afean el ornato.

Tras ser aprobado por el Senado, el proyecto de los congresistas Ramón Rogelio Genao y Ginette Bournigal fue de las piezas que quedaron en carpeta en la Cámara de Diputados para la actual legislatura.

Se sabe que el aumento de la población y los patrones de consumo han incrementado la cantidad de desperdicios que se generan en el país. Esa realidad torna necesarias medidas que garanticen la conservación de un ambiente sano y ecológicamente equilibrado.

Pero la basura ganaría la batalla si la clase empresarial y la ciudadanía no contribuyen con el pago de la recogida, en la medida de sus capacidades.