Mil 61 reclusos de la cárcel La Victoria se graduaron ayer de diferentes cursos técnicos, como una forma de reinsertarlos a la actividad productiva y alejarlos de la delincuencia y toda actividad ilícita.
En nombre de los graduandos que ayer recibieron sus certificaciones de los programas “Vida Nueva”, “Paz en La Victoria” y “No Violencia de Género”, habló Samuel de Jesús Cepeda Vallejo, a quien un impedimento motor no ha sido obstáculo para capacitarse.
El programa de capacitación de los privados de libertad es parte del Plan Integral de Reinserción Social, implementado por la Procuraduría General de la República a través de la Dirección de Prisiones.
Los graduados prometieron que no volverían jamás a delinquir y que se incorporarán a la sociedad con una actividad productiva.
Frente a su millar de compañeros, todos vestidos con togas, birretes y esclavinas de distintos colores, además de cientos de familiares y personas allegadas, Cepeda Vallejo expresó que todos los investidos “están de pie para decirle a la sociedad que han cambiado, que se comprometen a cambiar más y que han comprendido el daño que han hecho, por el cual están arrepentidos”.
Con esta ceremonia de graduación, realizada dentro del recinto penitenciario, pero con miras hacia su futuro fuera de él, los privados de libertad completaron una nueva etapa en su camino para lograr la plena reinserción social, a través de estos cursos destinados a mejorar sus condiciones físicas y espirituales, sus relaciones familiares y comunitarias, y para aprender a lidiar con los vicios.
“La Victoria es un desierto, pero no es un desierto que nosotros podamos ver como algo malo, sino como un lugar de preparación, porque Dios está preparando hombres para presentarlos a la sociedad como buenos.
