Con mucho sufrimiento, como todos los juegos importantes que ganó, la selección de Argentina se alzó con la copa en el controversial Mundial de Fútbol de Qatar.
El conjunto, liderado por el astro Lionel Messi, venció a la aguerrida selección de Francia gracias en gran medida a la destreza de uno sus más grandes héroes: el arquero Emiliano Martínez.
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Los dos penales que atajó y uno que fallaron los jugadores franceses sellaron la victoria de una selección que lo había dado todo para conquistar su tercera copa mundialista.
La bujía fue sin duda Messi, su capitán más histórico, pero el conjunto exhibió bajo la dirección del bisoño Lionel Scaloni una contagiosa armonía e integridad. El veterano Ángel di María estuvo como siempre presente en la victoria con un valiosísimo gol en el partido frente a Francia.
Con la copa los argentinos coronan una secuencia de tres grandes campeonatos internacionales. La primera fue la Suramericana, conquistada frente a la selección de Brasil en el Maracaná; la segunda la interliga ganada a Italia, que se había coronado campeona de Europa, y ahora la de Qatar.
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Puede darse como hecho que la copa marca la despedida de estelares como Messi y Di María, pero ambos se van por la puerta grande. El temperamento de los argentinos no impide que la copa, la tercera que obtienen después de la primera en su país y la segunda en México, sea celebrada co
