En la pasada columna nuestra del 18 de septiembre, recordando en el orden histórico hicimos mención de algunas de las palabras que le dijo Trujillo a quien escribe, primero en su casa de Najayo y luego en el parque de Puerto Plata frente al que está situado el local del Club de Comercio de esa importante Provincia; Trujillo nos dijo “ que él no le tenía miedo a los dominicanos porque sabía que era un pueblo valiente”, y allí en el parque saludó a mucha gente y nos dijo lo que quería que pusieran cuando el muriera en una tarja: “aquí yace Rafael Trujillo Molina que gobernó por muchos años al pueblo dominicano para preservar su soberanía y dignidad y que mató 30 mil haitianos”.
Cuando nos atrevimos a preguntarle que si la cifra no era realmente muy abultada nos respondió, “no importa, así es que hay que poner para que nos respeten siempre, tú no sabes de lo que son capaces los haitianos.
Han trascurrido más de 60 años, de esa advertencia y luego de tantos años, estamos obligados de escribir la historia de nuestro país sin faltar absolutamente la verdad, lo hacemos aunque estamos siempre preocupados y tener presente que escribimos una obra titulada, “Trujillo: Monarca sin Corona”, que irá ahora a su séptima edición y luego de esa obra biográfica, escribimos un libro que se llama “Haití y la República Dominicana: un Origen y dos Destinos” que va a su 5ta. edición y ha sido elogiosamente reconocido en otros países americanos y particularmente en Europa, España.
No es sorpresa para el autor los titulares de los periódicos del pasado viernes 22 del corriente mes, los titulares de la excelente prensa del país y particularmente en los periódicos de las editoras de Pepín Corripio, en las cuales por tantos años hemos escrito, cientos de columnas en la cuales también se han publicado numerosos artículos acerca del problema haitiano que tanto preocupa y que parece que no hay forma o métodos de cómo enfrentarlo para que no sigan faltándonos el respeto.
Estoy convencido de que todas esas maniobras y actitudes irrespetuosas de los que dirigen ese “Conglomerado Humano”, que está bajo las órdenesde las gigantescas bandas de forajidos, crimínales, asesinos de niñas y niños, de mujeres y hombres, y hasta de extranjeros, o en nuestro país víctimas en números importantes de mujeres y hombres la mayoría de los cuales estaban dedicados al trabajo en diferentes regiones de la Republica Dominicana.
Ahora estamos frente a un conflicto generado por la canalización de las aguas del Río Dajabón, conocido también con el nombre de Masacre, que nace en territorio dominicano, en las montañas de Loma de Cabrera, kilómetros después de Restauración y muy cerca del paraje que lleva el nombre de “Villa Anacaona” donde estaba instalado el Aserradero que era propiedad de Antonio de la Maza.
Ahora tenemos que esperar que van a decidir a la larga, los Estados Unidos de América, Canadá y Francia y las Organizaciones Internacionales, de las Naciones Unidas, (ONU), y la desacreditada e inolvidable enemiga del pueblo dominicano la Organización de Estados Americanos, (OEA).
Nos preocupa profundamente porque estamos convencidos de que lo que están esperando es que aquí, en territorio dominicano, se le de muerte a un numeroso grupo de haitianas y haitianos, en una acción de firmeza sin temor de ninguna clase, de grupos de dominicanos que justifiquen o que traten de justificar para invadir nuestro país como hicieron en abril de 1965. Dominicanos actuemos con “Prudencia, Discreción y Paciencia”.