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…hasta la tambora

…hasta la tambora

José Antonio Torres

Los escándalos de corrupción entre políticos dominicanos llenan las páginas de la actualidad y los ciudadanos están cada vez más indignados. Pero esa mala práctica lleva siglos de historia y parecen inherentes al ser humano.

La corrupción, esa lacra que no cesa en nuestro país, se traslada de gobiernos a gobiernos, de partidos a partidos, y para comprobarlo basta con hojear páginas de los periódicos (de cualquier época), para ver cómo los escándalos se suceden y están al orden del día.

Sería difícil conocer sobre el primer caso de corrupción documentado, aunque algunos historiadores se remontan hasta el reinado de Ramsés IX, en Egipto, en el año 1100 antes de Cristo.

Los egiptólogos cuentan que ese año un tal Peser, a la sazón funcionario del faraón, denunció en un documento público los negocios sucios de otro funcionario que había permitido a una banda de profanar tumbas para compartir los objetos de oro encontrados.

Mientras en el año 324 antes de Cristo, Demóstenes, acusado de haberse apoderado de las sumas depositadas en la Acrópolis por el tesorero de Alejandro, fue condenado y obligado a huir.

En tanto el jurista y juez griego Pericles, quien tenía fama de incorruptible, al final de sus días fue acusado de haber sobrevaluado los trabajos de construcción del Partenón, fue el centro de culto de Atenas durante casi mil años.
De otro lado, el general romano Escipión hizo quemar pruebas que acusaban a su hermano Lucio sobre una estafa perpetrada a daños del imperio, por lo que fue condenado al destierro.

Al mencionar estos casos no pretendo justificar nada ni a nadie en nuestro país, sino por el contrario podemos notar que aún por tratarse de personas importantes en sus naciones, en cada uno de los casos se impuso la justicia y perdió la impunidad.