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Helados en Santo Domingo

Helados en Santo Domingo

Juan B. Nina

Fue en el 1863, cuando un señor de nombre Pablo Paz del Castillo, político venezolano inmiscuido en la política dominicana, solicitó privilegio para la introducción de nieve-hielo en Santo Domingo, pero es por el año 1879 cuando las bebidas heladas empiezan a tomarse con mayor seguridad.

El hielo venia en un barco de la ciudad de Nueva York, como una mercancía.
Para el año 1907, en la ciudad de Santiago de los Caballeros, había los helados famosos del Hotel Garibaldi.
También los helados del Restaurant Fausto de Santo Domingo, por el año 1916, los del Café Edén de Santiago en el 1917 y los famosos helados Perugina de Puerto Plata en el año 1966.

Ya para el año 1910 existía la fábrica de hielo del señor Juan B. del Giudice.
La presencia del hielo revolucionó aceleradamente la gastronomía dominicana, dadas sus consabidas aplicaciones para la elaboración de nuevos platos y bebidas; y sobre todo de los cocteles ya convertidos en moda, al igual que la naciente y con rapidez triunfante heladería criolla.

Con la popularidad alcanzada por los helados, se hizo necesario pensar en la diversificación de las formas de transporte y comercialización de estos, lo que dio lugar al surgimiento de los carritos de helados, tirados por caballos o empujados por los clásicos heladeros o ruidosas motos Cushman, de irrecordables fechas de fabricación.

Ello, junto con los ya omnipresentes granizaderos, mantecaderos y toda suerte de vendedores ambulantes, así como los puestos de inmigrantes con sus sorbeteras y las cafeterías.

Por: Juan B. Nina

ninajuanb@gmail.com

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