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Historia sin fin: Empeora en SD robo de espacios públicos

Historia sin fin: Empeora en SD robo de espacios públicos

Santo Domingo.-Aunque parezca una historia sin fin o el tema de nunca acabar, es casi imposible transitar en vehículos o a pie por muchas vías de la mayoría de los barrios de la capital, debido a la ocupación ilegal de calles y aceras por parte de comerciantes que operan todo tipo de negocios, sin que las autoridades del Ayuntamiento del Distrito Nacional y el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant), puedan hacer algo en lo inmediato.

Es un problema transitar en vehículos, porque muchas calles, aparte de ser usadas como zona de carga y descarga, son utilizadas también como parqueo y centro de operaciones de las actividades a las que se dedica el negocio, ya sea de venta de productos o servicios que funcione en el lugar. Los talleres de mecánica, desabolladura y pintura; ya sea de vehículos o electrodomésticos, son de los más populares en la capital.

Sin aceras para caminar, los peatones deben usar parte de la calzada que corresponde a los vehículos con los riesgos que implica para su seguridad, ya que carros y motocicletas se mueven a toda velocidad.

Ya en esta ciudad se ha convertido en algo común que las aceras y las calzadas sean usadas como estacionamientos para vehículos de casas y negocios; también como paradas del transporte público, venta de comidas ocasionales, mostradores de tiendas y de “cachivaches”, entre otros comercios.

El problema es similar en casi todos los sectores. Propietarios de pequeños y medianos comercios han tomado las aceras y calzadas para su provecho personal, cual si fuera un lugar privado, creando una serie de inconvenientes que afectan no solo a los transeúntes, sino también a los propios lugareños.

Dos ejemplos como otros tanto son en el caso del Ensanche La Fe y el sector de Villa Juana, en donde todas sus calles son usadas por talleres de todo tipo, negocios de ventas de repuestos, gomas, comidas, fábricas de ventanas, entre otros, originando que las personas tengan inconvenientes para acceder a sus propios hogares.

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Ensanche La Fe

El ensanche La Fe es un cuadrante formado por las avenidas Máximo Gómez, John F. Kennedy, Pedro Livio Cedeño y Lope de Vega. Pero, la parte más caótica y arrabalizada es el cuadrante entre las avenidas Máximo Gómez y Ortega y Gasset, ya que en casi todas sus calles operan talleres de mecánica y desabolladura y pintura.
También opera allí tiendas de repuestos para vehículos, negocios de puertas y ventanas entre otros.

Lo preocupante del asunto es que casi ninguno de estos establecimientos dispone de locales habilitados para ofrecer los servicios que brindan a lo interno de los negocios, sino que deben hacerlo en plena vía y al aire libre.

Ver hombres pintar, soldar, fabricar muebles, reparar vehículos, estacionarse en un lugar indebido, cocinar o poner mostradores con artículos y repuestos es tan normal, como ver a los peatones haciendo malabares para caminar, a veces en medio de la vía, o entre los autos y artículos colocados en plena acera.

Una verdadera pesadilla es transitar cualquier día por la calle Rafael J. Castillo, ya que siendo una calle en dos sentido y un poco estrecha, son parqueados en toda su extensión decenas de vehículos en ambos lados de las aceras, lo que dificulta el flujo normal de vehículos.
Es bueno mencionar que cuando algún comercio está cargando o descargando mercancías este problema se convierte en un infierno. Pero quizás lo más preocupante es que este problema parece empeorar cada día en el Gran Santo Domingo.

Villa Juana

En el sector de Villa Juana el problema de la ocupación de los espacios públicos no es en nada diferente al de otro lugares sectores de la capital, aunque si debe decirse que la situación es bien preocupante, por la gran cantidad de negocios que se concentran en el lugar. El negogico fuerte en este sector es la venta de partes de vehículos.

Además, abundan los talleres de reparación e instalación de cualquier tipo de piezas y accesorios en plena vía, y es tal el desorden que se colocan carpas móviles en plenas calles para ofrecer y dar los servicios, sin importar el sol o la lluvia, o si es de día o de noche.

Partes de vehículos, principalmente gomas, aros, guardalodos, micas, transmisiones y hasta motores enteros son comercializados e instalados en calles y aceras a toda hora del día durante seis días a la semana. Caminar por las aceras o transitar en vehículos por sus angostas calles, repletas de negocios sin parqueos, es una odisea, tediosa y peligrosa.

Disposiciones regulatorias

Las ocupaciones ilegales de los espacios públicos violan los mandatos y normas de tres instituciones. Violan lo establecido en la Ley 64-00, sobre Medio Ambiente y Reursos Naturales, sobre la protección y conservación del entorno. También de la Ley 176-07, sobre el Distrito Nacional y los Municipios, irrespetando las ordenanzas que rigen los ayuntamientos y los mandatos para facilitar el acceso a los espacios públicos a los discapacitados, como se consigna en la Ley 5-13.

Además, la ocupación de lugares en la vía, transgrede la Ley 63-17, de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial, en los artículos del 144 hasta el 154. Otra de las disposiciones que se ve afectada es la Ley 6232, de planificación urbana.

Todos estos mandatos regulan para que se facilite masivamente el acceso a los espacios públicos y, especialmente imponen que las construcciones se realicen con los permisos, y controlar la instalación de publicidad de todo tipo en lugares públicos.

Problema social

Puede afirmarse que la ocupación de los lugares y espacios públicos es un problema político, social y económico, profundizado por las condiciones de pobreza de la mayoría de la población, el desempleo, la falta de oportunidades, la migración desde los campos hacia las ciudades y la inmigración desde Haití.

Un apunte

Tolerancia e incumplimiento

Una combinación de factores origina la ocupación ilegal de los espacios públicos. Se puede asegurar   que es resultado de décadas de  debilidades de los distintos gobiernos municipales que, siendo las entidades responsables de normar y gestionar estos lugares, no han jugado el papel que han debido desempeñar, sin  populismo ni clientelismo político, pues  han sido  muy tolerantes y permisivos.

El Nacional

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