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Existen seres humanos que después de padecer penurias, sufrimientos y amarguras, a través del tiempo, conquistan y llevan en su frente la diadema aureolada de la victoria, la cual no se adquiere de un día para otro. Me refiero al caro amigo Horacio Lamadrid, quien desde allende los mares, surcando tierras y cielos, llega a la República Dominicana en el año 1966.
Nacido en la Argentina, en la Provincia de Rioja, fueron sus padres la señora Eusebia Mayoral, de nacionalidad española, y don Nicolás Lamadrid, de cuyo enlace nacieron dos hermanos de nombres Enrique y Horacio.
A los seis años fallece el padre de Horacio y más tarde su madre doña Eusebia, quien para poder subsistir junto a sus hijos, cultiva un huerto en el patio de su casa, sembrando hortalizas, tomates, lechugas y árboles frutales.
Horacio y su hermano asisten al colegio, siendo atraídos por el baloncesto, pero cual tragedia somnolienta, estos dos muchachos quedan solos en el mundo, en una ciudad de 12, 000,000 millones de habitantes, viviendo en la misma casa, cocinan solos y estuvieron cerca de tres meses comiendo espaguetis con mantequilla.
Horacio Lamadrid es icono y leyenda de la televisión, experto bailarín de la danza, el tango, rock y destacándose también como actor y galán.
Viaja con su esposa Anita Ontiveros al Perú, a Panamá y otros países, y encontrándose en este último llega un señor disfrazado de “caballero”, y le propone un contrato para Santo Domingo. Horacio consulta con su representante artístico, el señor Cornejo, y regresando al dialogo, Horacio le dice al contratante: ¿dónde nos va a colocar?, respondiendo este: “en el Hotel Embajador Embassy Club”, y ellos le responden, aceptamos.
Horacio Lamadrid acaba de hacer público su biografía, algo muy interesante y genial, con rasgos y episodios nostálgicos y tristes que producen lágrimas, indignación y vivas emociones de un ser humano que superando etapas, tempestades, con inteligencia y sagacidad, logra vencer el destino y el infortunio.
Pragmático y lirico de la palabra, hace del trabajo y la tenacidad un culto, sin jamás detenerse, adquiriendo hoy un gran sitial de honor, grandeza moral, honestidad y enorme reconocimiento del pueblo dominicano.
Son muchos los lauros y victorias que Horacio ha conquistado y aportados al arte, las cosas del espíritu y a la radio y televisión dominicana, siendo uno de sus primeros e históricos galardones y triunfos es llevar la dinámica del programa “Domingo de mi Ciudad, como el primer programa longitudinal de 6 horas de duración, el cual llegó al corazón de cada uno de los dominicanos y en el transcurso del mismo, descubre una niñita de 4 años que viene animar con él, ella es Nuria Piera.
Horacio comienza armar en 1974 la primera unidad móvil a color de la República Dominicana, y le ayuda Rafael Corniell Abreu, un compañero técnico de color Visión.
La unidad móvil se pone de moda realizando una serie de documentales, entre tantos, la transmisión de los XII juegos Centroamericanos y del Caribe.
En 1977, transmite la llegada al país de su Majestad el papa, realiza el traslado de los restos de los padres de la patria, Duarte, Sánchez Y Mella al panteón Nacional, parque Independencia, también Miss Universo 1977 y luego los afamados 7 días con el pueblo.