Articulistas Opinión

Horas sin cambio

Horas sin cambio

Manuel Fermín

Después de leer el editorial del Listín Diario del Viernes, 22 de Abril de 2022, “Los Botines del Estado”, debo hacerme la pregunta obligada: dónde está el cambio? La verdad que esa lectura me ha revelado la nulidad de tan promovido eslogan que cae en una suerte de arcaísmo demagógico. Vino el gobierno 78-82; luego 82-86; H. Mejía y Luis Abinader y el “nublado sigue en el mismo lado.”

En realidad el incumplimiento es constitutivo de la formación política blanquiazul, y aunque la sorpresa siempre es posible, se queda como amenaza inútil porque no hay voluntad de cumplir: “barrilito”, “cofresito”, servicio consular, las mafias de los hospitales con los robos de equipos, materiales y medicinas y el boicoteo de diagnósticos para beneficiar centros privados; la migración haitiana y el negocio con ilegales, parturientas, contrabando de mercancías; privilegios y crímenes en cárceles; narcotráfico y complicidades militares, policiales, judiciales y funcionarios; obras públicas de ejecución dudosa; la explotación de recursos naturales.

Etcétera. Actividades delictivas dentro del Estado que dejan claro que existe una deliberada intención de convertir el erario en un Estado-botín. Que nuestro país todavía desande en estos tiempos difíciles con todas esas irregularidades que persisten, no es lo que nos podemos permitir.

Por ese motivo, quienes ofrecieron el cambio deben complacer al Listín Diario que ha desvelado todo un gigantesco entramado de corrupción en el entorno estatal y en verdad, ha sido una verdadera carga ilusionante, electorera el desacreditado cambio de tantos males públicos que lucen como estatuados, pero que indefectiblemente traerán el desánimo pues ha empezado a generar dudas su no corrección.

Las lacras que citamos precedentemente hacen perder brillo al Gobierno y comprueban la propia historia: cuarto gobierno que no ha logrado superar las ofertas anteriores simplemente porque se confirma que no gobierna quien gana. Lo penoso es que el eslogan terminará como una estratagema de mala fe.