Entre las muchas interrogantes que giran en torno a la defensa hecha por el presidente Danilo Medina de sus hermanos imputados por corrupción y de la llamada telefónica que le hizo en 2020 el excanciller estadounidense Mike Pompeo están el tiempo que esperó para salir al ruedo.
Si entendía que es política la persecución contra Juan Alexis y Magaly Medina se supone que no había problemas en plantearlo desde un primer momento. Lo mismo que aclarar que no se trató de ninguna advertencia, como explicó, la conversación con Pompeo en medio de rumores que propiciaba modificar la Constitución para repostularse.
Puedes leer: Brutalidades
Señaló que las irregularidades atribuidas a sus hermanos son administrativas y no penales. Al decir que son víctimas de una estrategia del Gobierno para desacreditar su gestión, Medina pone de manifiesto que no cree en la independencia del Ministerio Público.