El mundo ha sido consternado por los atentados terroristas en Oslo, Noruega, que causaron la muerte de al menos 92 personas al explosionar una bomba en una zona céntrica y perpetrarse una masacre a balazos contra un campamento juvenil.
Las autoridades danesas atribuyen el doble atentado criminal a un mismo individuo y descartan que la acción, la más cruenta desde la Segunda Guerra Mundial en ese país, esté conectada con alguna organización terrorista foránea.
Es difícil comprender que tan dantesco suceso pueda ser planificado y perpetrado por un único terrorista en una de las naciones más ricas del mundo y con mejor nivel en la distribución del ingreso público
En Noruega, literalmente, no hay pobreza y son envidiables los estándares de educación, salud, seguridad social, empleo, pleno empleo, retiro laboral y seguridad pública, por lo que ese estado de bienestar sólo genera un alto porcentaje de suicidios, pero no de violencia social.
Explosionar bomba de alto poder en una zona densamente poblada y cercana al edificio del primer ministro y luego disparar a mansalva contra una multitud de jóvenes, constituye un acto de salvajismo y crueldad incompatible con una sociedad como la de Noruega. Es esa una tragedia insólita e inexplicable.
En vilo
El presidente Barack Obama ha confirmado que fracasaron las negociaciones de último minuto con los republicanos para evitar una cesación de pago de la deuda estadounidense, lo que significa que por primera vez en su historia, Estados Unidos descendería virtualmente a la condición de pordiosero internacional.
El plazo para aumentar el tope de la deuda del Tío Sam, que alcanza los 14,3 billones de dólares, vence el 2 de agosto y si para esa fecha no se produce algún acuerdo para que el Congreso autorice elevarlo, la Casa Blanca ingresaría en un estado de cesación de pagos, lo que tendría consecuencias catastróficas para la economía mundial.
Obama plantea recortes fiscales por un billón de dólares, pero los republicanos exigen una más drástica reducción del Gasto Publico, lo que afectaría a sectores de menores ingresos en la Unión Americana y condenaría a la derrota su virtual reelección. Ese juego a la ruleta rusa tiene en vilo a toda la humanidad.

