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Sin dinero no habrá reforma policial

Sin dinero no habrá reforma y mucho menos seguridad. La sazonada reforma de la Policía Nacional tiene más de 20 años anunciándose y los responsables haciéndose indiferentes; aún no entienden que “la mejor reforma” se hace con dinero, por lo que debe iniciar con un presupuesto adecuado, salarios justos y seguridad social digna para todos los policías y en una segunda etapa para los militares.

Es esencial y evidente que para desarrollar cualquier proyecto desde el mismo momento que concebimos la idea, se necesita contar con un presupuesto, de lo contrario será una aspiración.

Elaborar un proyecto viable y sustentable requiere tiempo, base de datos de diferentes fuentes, estudios comparativos de numerosos expertos, sea cual sea el área científica a considerar. Aemás de la plantilla y las herramientas requeridas o necesarias acorde a los requerimientos de la conflictividad social.
No todo es dinero, Pues, en lo que llega esa conquista presupuestaria, es posible mejorar el trato humano, estricta depuración de cada miembro policial y distribuir equitativamente con transparencia y siendo eficientes los recursos existentes. Incluyendo firme regulación de las 8 horas laborables establecidas y estabilidad en los puestos para hacer carrera en cada especialidad. Mejores docentes y adecuar pénsum académico.

Erróneamente se nos ha vendido que una reforma policial se logra con la nueva ley y que ello resolverá la crisis de miedo por la inseguridad y la violencia, nada más alejado de la verdad. Este fenómeno social es muy complejo y de difícil solución, el mismo requiere la intervención del gobierno central con voluntad política responsable y permanente involucrando a todos los expertos de cada sector social.

La misión principal de los organismos de seguridad es la prevención y aplicación de la ley en pos de la seguridad humano y la paz social, no de reprimir, perseguir o recaudar.

Es incomprensible que durante la reforma del sistema de justicia se haya excluido a la policía sin tomar en cuenta que es donde comienza todo proceso judicial, ya sea con la intervención en primera acción en cada conflicto social que corresponde a la policía preventiva o con la investigación policial en las labores de persecución del delito en cuanto la justicia penal.

Las estrategias más importantes de los actores judiciales deben estar enfocadas en la prevención y el control, siendo la Policía Nacional, la principal institución para prevenir las infracciones y controlarlas; además de ser el brazo fuerte de la justicia.
Son innumerables mis escritos llamando la atención y proponiendo límites en lo militar y lo policial, así mismo para despolicializar las FFAA y desmilitarizar la Policía. El problema debe ser visto de manera institucional, profesional y sin prejuicios, respetando ambos roles.

Es claro que se imponen los intereses particulares y se olvida lo institucional. He sido reiterativo en afirmar que la principal amenaza a la institucionalidad policial son las Fuerzas Armadas.

Recordar e insistir que la seguridad es un asunto de todos por lo que obliga un debate crítico sin censura para estos temas.
Así como encuentros académicos que den luz y pongan fin a estas confusiones, conflictos de roles e irresponsabilidad de los actores principales de los diferentes poderes.
Dios les bendiga hoy y siempre.

El Nacional

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