Opinión Editorial

Innegociable e irrenunciable

Innegociable e irrenunciable

Con la conformación del nuevo gabinete de 14 ministros, Haití muda otro paso en el proceso de rehabilitación de su quebrada institucionalidad política, confiado a un Consejo Presidencial y al primer ministro Garry Conille, quien proclamó que “volverá la paz y la nación vencerá”.

El propio Conille ejercerá también la cartera de Interior y Comunidades territoriales, como parte de un equipo compuesto por caras nuevas en su totalidad, incluida Dominique Dupuy, de Asuntos Exteriores, Religiosos y del Ministerio de Haitianos Residentes en el Extranjero.

Un día antes de la publicación del decreto oficial con los nombramientos de los nuevos ministros, el grupo vandálico “Viv Ansanm” se atribuyó responsabilidad en el asesinato de tres policías haitianos, en lo que se interpreta como un desafío al nuevo gobierno.

Al término de un encuentro con los integrantes del Consejo Presidencial, Conille se reunió con el embajador de Estados Unidos en Puerto Príncipe, con quien lógicamente abordó temas sobre la ayuda que proporciona Washington para enfrentar a las bandas armadas, así como la fecha de llegada de la Misión Internacional de Pacificación.

Se presume que el gobierno dominicano tendría en las nuevas autoridades haitianas confiables interlocutores con los que podría entablar diálogo sobre una complicada agenda binacional que incluye el conflicto por la construcción unilateral de un canal de riesgo en el río Masacre.

El nuevo gabinete del gobierno haitiano no incluye a ninguno de los funcionarios que acompañaron al renunciante primer ministro Ariel Henry, por lo que ambas partes podrían explorar vías de entendimiento, bajo la premisa de que República Dominicana no sería parte de ninguna fórmula de solución a la crisis haitiana.

Aunque reconforta saber que en Haití se consolida una voluntad política de recuperar vitales espacios de institucionalidad y gobernanza, el gobierno dominicano no debería descuidar la aplicación de la ley migratoria, porque las condiciones de desesperanza persisten entre la población vecina.

La Fuerza de Pacificación, encabezada por Kenia, arribará a Haití e intentará cumplir con su misión que concluirá tarde o temprano, pero la relación dominico-haitiana perdurarán por siempre, en claro y absoluto entendido de que el fuero soberano de una y otra nación comienza y termina en la frontera entre ambos países, y que esa condición es innegociable e irrenunciable.

El Nacional

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