Ensombrece el balance sobre la reducción de la criminalidad en lo que va de año anunciada por el Gobierno la secuencia de sucesos violentos que se han registrado en estos días.
La ministra de Interior y Policía, Faride Raful, informó que a la fecha ha habido 170 homicidios menos con relación a igual período de 2024. Y atribuyó la caída a medidas como el patrullaje y el nuevo esquema que se ha implementado en la investigación criminal. Pero los casos de violencia han detonado la alarma en la población.
En un somero recuento basta citar que en una balacera en Villa Duarte un niño de 10 años y una señora perdieron la vida. Anteriormente un general retirado del Ejército y un cuñado suyo habían sido abatidos por desconocidos en Santo Domingo Norte.
Más recientemente un boxeador ultimó de un disparo a un hombre en Jarabacoa porque supuestamente se burlaba de él por haber perdido una pelea, y dos personas murieron durante una balacera en una discoteca en La Vega. No todos los casos tienen que estar relacionados con la criminalidad callejera para obviar lo que pueden ser signos inquietantes de crispación social.
Puedes leer: Honduras: tensiones electorales desatan denuncia de irregularidades
Los casos que tanto llaman la atención plantean que las autoridades tienen que hacer más todavía para reducir todo tipo de violencia en la población. Aunque, si es así, tranquiliza ligeramente la reducción de los homicidios y la inseguridad callejera de que se ha dado cuenta.

