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Insólito

Insólito

Elvis Valoy

Con la retahíla de antecedentes producidos en su absurda gestión ante el Ministerio de Relaciones Exteriores, llamarle canciller al doctor Roberto Álvarez resultaría un oxímoron, pues el contradictorio funcionario ha asumido una conducta que lo sitúa en la acera de enfrente de la diplomacia.

Los ejemplos de la administración díscola de Álvarez están en cantidades industriales, todo eso a pesar de los atributos y deberes que debe exhibir toda persona del servicio exterior.

Una de esas sacrosantas características es el patriotismo. Eduardo Jara Roncati en su libro La Función Diplomática lo define muy bien cuando dice: “El diplomático ha de amar a su país por sobre todas las cosas y sentirse consustancialmente vinculado a él…” (página 125), particularidades de los que el jefe de la Cancillería, con sus cotidianas acciones, niega rotundamente, en todo momento y en cualquier lugar.

Como insólito es que podría calificarse el silencio guardado por el Ministerio de Relaciones Exteriores ante la publicación del prestigioso periódico The Washington Post, que indicaba que la República Dominicana envía niños y embarazadas hacia Haití, argumento que ni la embajadora dominicana Sonia Guzmán (la señora del DR-Cafta y el arroz) ni mucho menos Álvarez se molestaron en responder.

Pero si doloroso ha sido el aterrador mutismo de las autoridades gubernamentales, aleccionador fue quien se tomó el “pleito” para sí, respondiéndole contundentemente al influyente periódico de la capital estadounidense. Nuestro “Chapulín Colorado” fue el senador por Florida, Marco Rubio, quien en su cuenta de Twitter calificó la posición de The Washington Post de ridícula, y defendió la soberanía de la República Dominicana.

El país continúa huérfano en el extranjero. El gobierno está ausente de gran parte de los escenarios en donde hay que defender la nación. Apatía, indolencia y confusión a partes iguales identifican a nuestro cuerpo diplomático.